"Sí que quieres cobrar tú, por estar echándote whiskis en el bar". Frases de este tipo han tenido que escuchar los afiliados de la ATA cuando han ido a ejercer de directores de lidia en algunos municipios aragoneses. El secretario, David García, lamenta especialmente el desprestigio de una figura cuyo papel, si se ejerce bien, es vital para la celebración de una suelta de vaquillas segura.

Según detalla el vicepresidente del sindicato, la tarea del director del lidia empieza una media hora antes del festejo, cuando tiene que asegurarse de que está presente todo el personal necesario para su celebración: veterinario, médico, ambulancia... Sus responsabilidades incluyen también la revisión del vallado o los posibles burladeros, y de los propios animales, que han de estar correctamente afeitados o embolados.

Control

Pero los momentos de mayor responsabilidad llegan durante la propia suelta, y aquí es, fundamentalmente, donde se demuestra la valía de un profesional. "Hay que estar pendiente de que no se cuelen menores, o gente visiblemente bebida que pueda ser un peligro", explica el vicepresidente de la ATA, Ángel Esteban. Y sobre todo han de tratar de evitar que se produzcan cogidas graves. "El primer revolcón es prácticamente inevitable, pero hay que estar rápido para atender a que la vaquilla no se cebe con el que ha tirado. Y esto es difícil hacerlo si se está en los corrales o en el bar, y no atendiendo a la lidia", explica Esteban.

Los afiliados del sindicato sostienen que esto último es desgraciadamente habitual cuando los municipios no se aseguran de contratar profesionales, y que de puro milagro no ocurren más desgracias de las que ya pasan. Y en última instancia, si las víctimas estuvieran al tanto y denunciaran, los responsables últimos serían los ayuntamientos.

Pero no es el único problema, explican, ya que en ocasiones son los propios contratados, amantes del toreo que "desgraciadamente no han podido llegar a profesionales", los que se ven obligados a vender su labor a precios irrisorios para poder trabajar.

El sindicato sostiene que gran parte de estos problemas derivan de hace años, cuando varios de los que ahora copan el mercado de estos festejos obtuvieron sus licencias presentando "carteles --de corridas y otros festejos-- y documentos falsos", con lo que no han toreado "jamás" el número de novilladas sin picadores necesario, diez, para obtener la acreditación de novillero con picadores (y por tanto, la habilitación como director de lidia) que ostentan.

El caso ha sido denunciado varias veces por la vía administrativa y penal, presentando los carteles originales y falsificados, pero nunca ha prosperado. El presidente de la junta directiva de la ATA, Diego Luna, denunció igualmente la situación ante la DGA, pare remarcar el "riesgo para la vida de los participantes" en los festejos que dirigen estos "supuestos profesionales", habilitados por el propio Gobierno de Aragón. Pero tampoco esta vía dio ningún resultado, ni por parte de la DGA se ha hecho un requerimiento al Ministerio del Interior para que revise los carnets expedidos con los que ahora trabajan.