El mercado ambulante de la capital aragonesa se ha encontrado este verano con su futuro en vilo, con propuestas de unos y otros acerca de su ubicación, sus días de celebración o sobre el propio modelo de comercio que ofrece. Después de que el Consejo de Ciudad abordara este asunto el lunes y la Cámara de Comercio lo hiciera el martes, el último capítulo se escribió ayer, cuando la mesa de trabajo propuesta por los grupos municipales de CHA y PSOE se desconvocó al entender que su objeto ya se había cumplido con la celebración del Consejo de Ciudad. No obstante, y sin alejar tanto la mirada del propio mercado, la opinión de los propios clientes de los miércoles resulta significativa por su disparidad acerca de las fechas y su posible emplazamiento.

«Veo más factible que esté un poco más céntrico», explica el usuario del rastro Diego Rubio, quien recuerda que, cuando era pequeño, acudía con sus abuelos al mercado de La Romareda. Distinto lo ve otra cliente, Conchi Morillas, quien opina que el emplazamiento actual resulta «súper amplio» y tiene «muy buena combinación para todos».

Mariví Montañés, vecina del barrio de San José, echa en falta la anterior ubicación. «A mí me venía genial que estuviera allí», señala. Un punto de vista parecido tiene Daniel Cáceres, quien considera que debería estar mejor conectado con el centro y juzga que cambiar los miércoles al viernes, quizá animaría la afluencia al mercado.