Hoy, a votar. ¿A votar qué?, se preguntan bastantes ciudadanos que no han logrado aclararse demasiado en estas dos semanas de campaña. Pues lo que cada cual intuya que le conviene. Europa está muy cerca y muy lejos, según se mire. Muchos de sus vericuetos administrativos y políticos constituyen un arcano que apenas manejan con cierta soltura un puñado de expertos. En cuanto a la campaña, ya se sabe que ninguna de ellas sirve para profundizar demasiado en el debate e ilustrar al electorado.

Algunos colegas aseguran estos días que esta campaña de las europeas ha sido sosa, de bajo perfil, poco esclarecedora y llena de descalificaciones mutuas. Como todas, les respondo. Hubiera sido pedirle peras al olmo esperar que se debatiese sobre los contenidos de la futura Constitución europea (más allá de las referencias al cristianismo y otras monsergas y generalidades), o que se hubiese hecho un análisis serio y a fondo del tema de la integración política y su desarrollo institucional. Y además tales contenidos también nos habrían parecido una plasta.

Europa es una incógnita, pero es también una respuesta imprescindible. Están los euroescépticos que se miran el obligo o más bien el ombligo americano. Están los países que contribuyen y los que, como España, se benefician de tal contribución (que los unos quieren pagar menos, los otros recibir más y para colmo todos los nuevos socios son del club de los pedigüeños). Están las subvenciones agrarias, que mueven cantidades ingentes y que algunos no acaban de entender puesto que nuestro viejo continente es mucho más urbano que rural.

Están los estados, las nacionalidades, las agrupaciones urbanas , los del Norte y los del Sur, los del Este y los del Oeste. Pero unos y otros vamos configurando un espacio de democracia, paz, cooperación y tolerancia que ha puesto fin a siglos de guerras y que es la gran esperanza del Mundo.

Sólo aquí es posible ver a enemigos seculares (alemanes y franceses, sin ir más lejos) convertidos en íntimos amigos y aliados; sólo en este escenario privilegiado la solidaridad interterritorial (fondos de cohesión y otras mercedes) trasciende las fronteras; sólo en el viejo pero sabio continente nos vamos acostumbrando poco a poco a ser gobernados por personajes que antes no pertenecían a nuestra nación pero que ahora ya son nuestros compatriotas...

Así que, hala, a votar con entusiasmo: ¡Viva Europa!