La muerte violenta de María Teresa Lapiedra conmocionó ayer a toda la localidad zaragozana de Fuentes de Ebro al tratarse de una familia muy conocida en este municipio de 4.500 habitantes.

Todos destacaron que madre e hijo estaban siempre juntos, salvo cuando Julio Pérez se iba al campo. «Cambió mucho su forma de ser después de que su padre se muriera, ya labraba menos el campo, tenía un tractor casi nuevo a pesar de que tiene por lo menos 8 años», señaló uno de los vecinos. «Cuando no estaba con la madre lo veías tranquilo con el cigarro en la boca, siempre a su marcha sin meterse con nadie», afirmó otro de ellos. Su recorrido habitual era ir a tomar café, paseando, a una gasolinera cercana.

La fallecida había tenido una carnicería en la calle Morería junto a su hermana. Ahora, el negocio lo regentaba su hija y una sobrina. Un establecimiento que se sitúa en los bajos de la vivienda de la hermana de la víctima, donde también reside la madre de la misma, nonagenaria. Según los vecinos, la mujer es atendida por turnos por ambas familias. En el momento del parricidio no se encontraba en dicha vivienda.

Un municipio que, tras la sorpresa por los hechos, se acostó a dormir esperando que la investigación de la Guardia Civil y la autopsia esclarezcan las causas que rodean a esta tragedia familiar.