El problema de la vivienda es crucial en Zaragoza desde los años 20 del siglo pasado. Gobierno tras gobierno se ha intentado resolver de manera diferente, según la época y las necesidades del momento. Sin embargo, el mecanismo fundamental fue la aprobación, en la década de los 50, de la Ley de Propiedad Horizontal, que permitió al ciudadano acceder a la compra de un piso y no de un edificio entero. La vivienda social surgió como un servicio de la ciudad para resolver tanto la masiva llegada de inmigrantes como la incorporación de las mejoras higiénicas. Pero no fue hasta la aparición de los fenómenos asociativos, ligados al control del proceso de edificación y al hecho de ser partícipe del mismo, cuando apareció la cooperativa. Sin embargo, su espíritu de falta de ánimo de lucro y de acción social parece haberse envenenado.