La mujer de origen colombiano que el sábado por la tarde sufrió insultos xenófobos por parte de otro pasajero en un autobús urbano de Zaragoza interpuso ayer una denuncia en la comisaría de la avenida Valencia de la Policía Nacional, según confirmó a este diario. Lo hizo, explicó, «porque me han llegado noticias de varios casos parecidos, parece que cada vez pase más, y no quiero que esto vuelva a suceder», explicaba Alba, que así se llama.

La mujer, como adelantó este diario, viajaba en un autobús de la línea 32, sentada en una de las sillas bajas de la parte delantera, habitualmente reservadas para ancianos o minusválidos.

Un hombre mayor se sentó en el asiento de enfrente y comenzó a increparla. «Me dijo que no tenía derecho a sentarme allí, que me fuera a mi país, que los extranjeros nos aprovechábamos de todo y otras cosas», explicaba. «Me insultaba, pero hablaba muchas cosas entre dientes y no le oía», añadió Alba, que está casada y tiene un hijo de 11 años.

«Yo trataba de explicarle que me siento allí porque tuve un accidente y no me puedo mover bien -en cualquier caso el autobús no iba muy lleno», pero el señor no paraba de decirme esas cosas. Al final el conductor le dijo que parase, porque yo había pagado un billete igual que él y tenía todo el derecho a sentarme donde quisiera», añadía la pasajera.

Al final, los insultos y vejaciones no se detuvieron y la mujer decidió llamar a la Policía Local. Y fue esta, matizó la mujer, la que pidió al conductor del autobús que parara el vehículo, lo que hizo en Conde Aranda, en dirección al Portillo, frente al colegio de Escolapias.

Los agentes tomaron declaración a los implicados y los datos por si alguno quería interponer denuncia. Alba pasó el día de ayer pensándoselo, «porque estaba muy mal después de lo que había pasado, muy nerviosa. Pero muchos amigos me han animado a denunciarlo y creo que tengo que hacerlo, para que no le pase a nadie, es muy feo», explicó.

Ella ya lleva 15 años en Zaragoza y tiene la nacionalidad española, «pero da igual que lleve 15 años o 15 días, esto no tiene que pasarle a nadie», añadía la mujer.