El quebrantahuesos sigue siendo una especie íntimamente vinculada a Aragón. Y gracias a los planes de conservación y cría la comunidad se ha afianzado como un pequeño paraíso para su reproducción. Según los últimos datos, en el Pirineo altoaragonés se encuentra la mitad de la población reproductora de toda la cordillera, con cifras muy superiores a las del resto de comunidades, Francia o Andorra.

La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) detectó el pasado año en la comunidad «88 unidades reproductoras» divididas en 57 parejas y 31 tríos. La cifra es muy positiva y sigue la tendencia de los últimos años a pesar de que en la naturaleza «la estabilidad brilla por su ausencia», según destaca el presidente de la fundación.

Una de las características en las relaciones de estas rapaces está la agrupación en tríos de la población reproductora. Este fenómeno no es raro en este tipo de especies y su predominio en la comunidad se debe a la alta densidad de individuos. «Los quebrantahuesos jóvenes que no han encontrado un territorio propio se suman a una pareja hasta que fallece el otro macho», detallan desde la fundación.

En Aragón se controlan de forma sistemática el 89,7% de las familias de quebrantahuesos, de las cuales realizaron su puesta de huevos el 60,7%. Entre los meses de enero y febrero nacieron 28 pollos, de los que finalmente murieron ocho. A pesar de todo, la población no ha crecido significativamente con estas nuevas camadas, siendo su densidad de 7,9 unidades reproductivas por cada 1.000 kilómetros cuadrados, una de las mayores conocidas.

La FCQ destaca que el crecimiento de la población se viene sosteniendo desde 1988. Los primeros registros controlados indican que en 1995 existían unas cuarenta parejas con capacidad de tener descendencia. En estos momentos la media anual de pollitos se sitúa en la veintena, con una alta tasa de supervivencia adulta. Levantan el vuelo por primera vez entre los meses de julio y agosto.

Control minucioso

Además del inventario y seguimiento de la reproducción del quebrantahuesos en Aragón, algo «fundamental para conocer la evolución de la población y el estado de conservación de las áreas de nidificación de la especie», la FCQ, con la financiación de la DGA, también colabora con los planes de reintroducción de estas rapaces en los Picos de Europa, área de la que desaparecieron en los años 50.

Gracias al control detallado de todas las relaciones y a las proyecciones estadísticas, los técnicos de la agrupación pueden predecir qué huevos corren el riesgo de no eclosionar. Se puede deberse a fracasos anteriores de la pareja o a colocaciones inviables de los nidos. Esos embriones se recogen y se ampara su nacimiento en cautividad para luego soltarlos de nuevo en su nuevo ecosistema. Gracias a este programa se han liberado este año otros ocho ejemplares del Pirineo en Asturias, Cantrabria o Castilla y León. Un trabajo minucioso para que los quebrantahuesos sigan volando a sus anchas.