“La vuelta a la normalidad” en las residencias aragonesas está cada vez más cerca. Así lo ha asegurado la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, en una visita al centro de atención para personas con discapacidad Camp-Cadi de Zaragoza. El cambio de rumbo se debe al proceso de vacunación en los asilos, que ya casi ha finalizado. El 95% de los residentes ya han recibido la primera dosis y el 89%, las dos.

Así, la inoculación en las residencias, tanto en las de mayores como las de discapacitados, ha supuesto un “cambio sustancial”. Si el jueves pasado se notificaron 48 brotes abiertos en estos centros (se considera brote ya cuando hay un solo positivo), el viernes esa cifra descendió hasta los 41. En total, en estos momentos, hay 737 personas internas en los asilos afectadas por el covid y 220 trabajadores. Asimismo, solo han surgido cuatro brotes en asilos en los que han completado la inmunización, es decir, centros en los que los residentes han recibido las dos vacunas hace ya más de siete días. Esto es debido a que las vacunas protegen de la enfermedad pero no de los contagios. Según Broto, estas personas contagiadas presentan síntomas mucho más leves.

Además, la consejera de Ciudadanía ha desvelado que hay un total de 400 residentes (menos del 3%) y 1.800 trabajadores de estos centros (el 12% del total) que se han negado a ponerse la vacuna. Según ha explicado Broto, con la ley en la mano no pueden obligar a nadie a vacunarse y que ello no se tendrá en cuenta a la hora de contratar nuevos trabajadores. Sí que ha explicado que aquellos que quieran, aunque ya haya pasado su turno, podrán solicitar ser inoculados, aunque será ya en los ambulatorios y no en los asilos. A pesar de esta situación, Broto ha afirmado que cree que ese porcentaje de negativas a la inoculación bajará, puesto que al principio de la campaña esa cifra rondaba el 18% de personas que no querían inmunizarse.

En el caso de la residencia para personas discapacitadas que ha visitado la Consejera, de los 106 internos solo tres han rechazado ser vacunados, aunque según ha explicado el director del centro, Paco Pitarch, algunos ya tienen anticuerpos porque han pasado la enfermedad. “Son un colectivo que han tenido la oportunidad de ser los primeros, pero ser los primeros también ha generado incertidumbre” en algunas personas, ha declarado Broto, de quien depende la gestión del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS).

Conforme a las restricciones en los asilos, la consejera ha recordado que en estos momentos los residentes solo pueden salir para dar un paseo de una hora alrededor del centro y pueden recibir visitas si son programadas. Está previsto que los responsables del área de Ciudadanía se reúnan con Sanidad la semana que viene para consensuar la flexibilización de las medidas y, aunque Broto no las ha concretado, se ha mostrado muy optimista: “Las personas en las residencias han sufrido mucho”, ha afirmado. Una posibilidad sería que las personas que salen de las residencias después, al volver a ingresar, no tuvieran que permanecer confinadas.

Además, Broto ha anunciado que esta semana va a cerrar la residencia de Valdespartera que se había habilitado para que las personas positivas que no pudieran confinarse en sus casas pudieran pasar su cuarentena en estas instalaciones. Por otro lado, el centro covid de casetas, el único que admite positivos de otras residencias de la comunidad, permanece todavía operativo pero solo con 26 personas ingresadas de las 76 que caben en el edificio.

Una herencia de 800.000 euros

Por su parte, Pitarch, el director del Camp-Cadi, ha contado que el proceso de vacunación en su residencia comenzó el pasado 27 de diciembre, con la inoculación de 23 residentes, y concluyó el martes pasado. “Esto nos va a dar mucha tranquilidad y confianza”, ha dicho, y ha querido recordar en sus declaraciones a los dos residentes del centro que han fallecido este año: “Paco y Mario”. “Queremos recuperar la normalidad. Estamos muy acostumbrados a los besos y los abrazos en Camp-Cadi y se está haciendo muy duro”, ha insistido.

También ha estado presente en la visita de Broto una representante de las familias de los residentes, Teresita Almagro. “Siempre hemos estado muy unidos al centro y hemos compartido muchas cosas con ellos. Las familias estamos muy tocadas porque de golpe hemos perdido el contacto cercano que teníamos antes”, ha dicho.

La residencia Camp-Cadi, asimismo, ha estado en obras en los últimos meses tras una donación de 800.000 euros procedentes de la herencia de un residente, Ramón Galindo. Los trabajos han consistido en la mejora de algunos espacios y se ha dotado de más privacidad a los residentes.