"Para un capitán de la Marina mercante el inglés era obligatorio". Luis Fernando Cruz, zaragozano de 68 años, asegura haber pisado en 42 años los puertos marítimos de todo el mundo, salvo los de México. En ellos ha coordinado la carga y descarga de armas, comida... y, en el barco, "similar al Prestige", ha viajado con marines de 12 nacionalidades. "El francés sólo se usaba para la diplomacia". Hace 10 años dejó la Marina y ahora, en sus ratos libres, quiere rescatar lo que va perdiendo.

Luis integra el grupo de 16 mayores que participan en el curso de inglés Aprender jugando , organizado por la DGA en colaboración con la Fundación la Caixa, que se imparte en el centro de mayores San Blas. El objetivo es que los mayores recuperen o aprendan inglés a través de un juego de ordenador similar al Trivial. Lidia Castro, voluntaria del centro, es la encargada de impartir las clases de una hora y media los martes y jueves. "Muchos se emocionan al traducir palabras y otros ya tiene conocimientos avanzados", explica.

"¡Pepe, he conseguido cuatro puntos!", decía emocionado Luis al compañero que de al lado, Pepe Mateos, de 66 años. "He intentado ni sé ya cuántas veces seguir con el inglés, me compraba cintas, vídeos...", recuerda Pepe. El aprendió el idioma con 15 años, en la Escuela de Comercio de Zaragoza, aunque se queja de que sólo le enseñaban aspectos teóricos. Lo aprendido lo aplicó como profesor de la escuela mercantil para traducir términos. "El problema es que la tecnología va más rápido que mis neuronas".

"Lidia, Lidia... ¿Cómo sigo? ". Elena Pelayo, de 71 años, vecina de Aguarón, aprendió inglés a los 30 años, al llegar a París. "Vivía en un pueblo y quería abrirme y conocer otras lenguas", apunta. Trabajaba como costurera y en tareas del hogar y en sus ratos de ocio recibía clases de francés y de inglés. "Viajé a Moscú y creí que con el francés valdría...". Ella también quiere desempolvar sus conocimientos, porque hasta leía libros en inglés.

"¿Qué día es?". "¿De dónde eres?"... Los alumnos responden con ayuda del ratón a esta clase de preguntas formuladas en inglés. Según la gestora de la Fundación, el fin es que lo apliquen en su vida cotidiana o en los viajes. Aunque Pepe ya no tiene intención de salir de Zaragoza, ni Elena ni Luis suelen practicar el idioma. Sin embargo, coinciden en querer recuperar lo que en su día aprendieron.