La Universidad de Zaragoza pretende reabrir el debate acerca de suprimir los exámenes de septiembre. La vieja aspiración del rectorado persigue equipararse a la mayoría de universidades públicas españolas, donde la adaptación a Bolonia ya ha supuesto el fin de esa convocatoria

Sin embargo, esa querencia ha chocado hasta ahora con los estudiantes, que siempre se han mostrado contrarios a esa posibilidad, lo que ha hecho inviable cualquier opción de modificación de la actual programación académica, ya que el rectorado considera esencial la opinión de los alumnos y ha dejado claro en numerosas ocasiones que no acometerá cambio alguno sin disponer de la opinión favorable de los universitarios.

Ahora, la institución académica podría rescatar el debate. Al menos, ese es su propósito y, de hecho, ha programado una reunión que tendrá lugar hoy mismo con representantes sindicales y el presidente del Consejo de Estudiantes.

De momento, Estudiantes en defensa de la Universidad (EDU) ha comenzado ya una encuesta en los centros con el fin de conocer la opinión del alumnado ante esta opción y, en su caso, propiciar un debate interno, aunque los alumnos se refugian en la promesa realizada desde el rectorado de que cualquier propuesta no se llevará a Consejo de Gobierno si no es en consenso con los alumnos.

Desde hace más de tres años, la universidad aspira a cambiar el calendario académico y, de hecho, confiaba en que el nuevo modelo pudiera estar instaurado a partir del curso 2011-12, en el que la principal novedad consistía en la desaparición de la convocatoria de septiembre, que se adelantaría al mes de julio.

Incluso, la institución planteaba entonces la posibilidad de empezar a aplicar el nuevo sistema desde el segundo curso para que no afecte a la programación actual de las enseñanzas medias. Porque el adelanto de la convocatoria de septiembre a julio también supondría el cambio de fecha de la segunda prueba de Selectividad --ahora en extinción debido a la reforma educativa que entrará en vigor a partir del próximo curso--, que pasaría de septiembre al mes de julio, lo que, asimismo, tenía incidencia en los exámenes de septiembre de 2° de Bachillerato, que también se adelantaban. De igual modo, una modificación de estas características requeriría modificar sustancialmente las fechas de matrícula, lo que habría de tenerse en cuenta con la antelación debida. Probablemente, el proceso se debería realizar en la última quincena de julio.

Además, el curso se iniciaría a comienzos de septiembre.