El invierno da una vuelta de tuerca en plena epidemia de coronavirus. Las temperaturas se han desplomado en todo el territorio, han llegado lluvias generalizadas y nieva a partir de los 800 metros. Además, como consecuencia de la llegada de una nueva borrasca del noroeste el Ebro empezará a crecer rápidamente debido a la mayor aportación de agua de los afluentes de la margen izquierda.

En Zaragoza ha llovido con insistencia en las últimas horas, pero de forma controlada. En cambio, en puntos del norte de Huesca han caído hasta 55 litros, como es el caso de Aínsa, muy por delante de los valores registrados en Biescas (41 litros), Seira (39), Panticosa-Petrosos (37) y Benasque (35).

Las temperaturas, por otro lado, experimentaron una brusca caída, alcanzando valores bajo cero en puntos como Cerler, Panticosa, Torla y Fonfría, esta última localidad en Teruel.

La consecuencia inmediata de este cambio de tendencia atmosférica fue la anunciada crecida del Ebro, que mañana alcanzará en Zaragoza, según previsiones de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), los 1.640 metros cúbicos por segundo, lo que constituye una crecida ordinaria.

Ello se debe a que estos días está lloviendo con fuerza en la cuenca, en particular en la margen izquierda, lo que ha llevado a crecidas notables, con posibilidades de desbordamientos, en ríos como el Aragón y el Gállego, en Aragón, así como en afluentes de Navarra y Álava, en la cabecera del curso fluvial.

Con todo, hoy la situación es de total calma en la ribera del Ebro, con un modesto caudal de 326,5 metros cúbicos por segundo a su paso por la capital aragonesa.

Por otro lado, está nevando copiosamente en el Pirineo oscense y en las zonas más elevadas de Teruel, lo que ha llevado a la Diputación de Teruel a movilizar de momento siete equipos de camiones quitanieves, así como furgonetas con caja descubierta.

Las mayores nevadas han caído en la sierra de Albarracín, pero las previsiones apuntan a que estas cotas bajarán progresivamente.

Existe además un riesgo añadido: la llegada en los próximos días, según las predicciones meteorológicas, de una nueva borrasca, esta vez por el sureste, lo que incrementará las precipitaciones sin haber dado tiempo a las anteriores a fundirse con el agua retenida en el mar de Aragón.

Estas lluvias, con todo, han supuesto una buena noticia para el campo, sediento tras un mes de febrero muy seco y cálido en el valle del Ebro y el conjunto de Aragón. En cuanto a la nieve que cae, ya no se podrá usar para el deporte del esquí, pero, de mantenerse las temperaturas frescas, constituirá una buena reserva para el verano.

Los embalses suben casi un 1%

El volumen de agua embalsada en la cuenca hidrográfica del Ebro se sitúa al 81% de su capacidad, con 6.188 hectómetros cúbicos de los 7.639 que puede albergar en su totalidad tras ganar un 0,9 % de volumen en la última semana. Según los datos proporcionados este lunes por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), en la misma semana del año pasado la situación era de 5.716 hectómetros cúbicos, con el 74,8% del total.

El promedio de los últimos cinco años (2015-2019) se sitúa en el 74,5%, con 5.691 hectómetros cúbicos. En la actualidad, el agua embalsada supera el promedio de los últimos cinco años y está por encima de la cifra del 2019 y de la del mínimo del último lustro, que se registró en el 2018 con 5.433 hm3 y el 71% de la capacidad total.

Los pantanos de la margen derecha se encuentran al 71% de su capacidad con 447 hectómetros cúbicos, por encima de la reserva del 2019, que fue de 4441 hectómetros cúbicos y el 69%, y del promedio de los últimos cinco años (372 hectómetros cúbicos, el 59%). El mínimo de los últimos cinco años en la margen derecha se produjo en el 2018, con 272 hectómetros cúbicos y el 43%.

La energía hidroeléctrica potencial en esta fecha es de 3.285 GWh, lo que representa un 76% de la capacidad máxima de la cuenca. Estos valores invitan al optimismo ante la futura campaña de riegos de verano.

Con todo, las reservas dependerán mucho del tiempo que haga en la próxima primavera. Si es lluviosa, se mantendrán e incluso crecerán, pero si resulta seca, algo no descartable con el calentamiento global, irán mermando con más o menos rapidez y el escenario del mes de junio podría ser muy diferente