Estaba dicho y escrito que a Chunta Aragonesista le chirriarían todos los goznes cuando se viese metida en el gobierno de alguna institución potente. Y en ésas anda ahora. Bueno, anda a medias; porque su aterrizaje en el poder político no pudo ser completo, o mejor dicho: fue manifiestamente incompleto, aunque de eso no tengan toda la culpa los señores/as de CHA... sino también los de la otra parte contratante.

El problema actual es que la Chunta está dentro y fuera a la vez; aquí sí y allá no. Es coaligada del PSOE en el Ayuntamiento de Zaragoza y otros entes locales y es oposición al mismo partido en la DGA. Además su posición política no resulta tan cómoda (por ejemplo ante las próximas generales) porque compite con los socialistas pero al tiempo está obligada a sumarse (siquiera en la intención) a la alternativa coral al PP, que es la bicha de todo progre que se respete (y más en Aragón, por lo del trasvase y tal). No crean ustedes que no es un lío morrocotudo.

El PAR sabe jugar su condición de bisagra con mucha más retranca. Va a lo suyo: a situar a sus cuadros, a mantener su posición en el territorio y de esta forma no perder la comba que le permite ser el aliado preferido de Marcelino. Pero CHA... ¿que puede hacer la CHA? Jodida cuestión, pues si entra al terreno de juego institucional se ve enredada en ese laberinto que es la sucia gestión y si continúa yendo a la contra (a la contra de los socialistas, que son los que mandan aquí), tal vez reciba los parabienes de la derecha política y mediática, pero corre el riesgo de acabar siendo una tenaza menor de esa pinza que tanto gusta a los conservadores (a la postre, los beneficiarios directos del artefacto atenazador; por eso desde el PP elogiaron tanto a la Chunta cuando ésta rehuyó negociar unas candidaturas tetrapartitas al Senado que les hubieran costado unos cuantos escaños a los populares ).

Para bailar esta danza a contrapié CHA necesita aprender los pasos y adquirir unas habilidades políticas en las que aún sigue verde. Debe nadar y guardar la ropa, madurar sin pasarse, cuadrar el círculo; debe actuar con pragmatismo pero sin perder sus referencias programáticas y su frescura ; debe negociar con y desde el poder pero sin abandonar el contacto con los sectores sociales que son su base electoral... Tremenda tarea, sin duda. Pero, queridos, nadie dijo que esto iba a ser fácil.