Le decía Bruno a su madre el pasado domingo que cuándo volvía el verano, que él quería irse al pueblo y jugar con sus amigos. Ayer, con una sonrisa, se puso la mochila nueva y enfiló hacia el José María Mir, su colegio en el barrio de Delicias, en Zaragoza, aunque no cesó su añoranza vacacional. «Pero, ¿y cuándo es verano otra vez mamá?», le insistía a su madre minutos antes de llegar al centro.

Él fue uno de los más de 109.000 alumnos de Aragón que iniciaron las clases en Infantil y en Primaria. Y, seguramente, no fue el único que se acordó de los días en la playa o del viaje que había hecho con sus padres a una ciudad europea. «Viene contento, porque tiene ganas de ver a sus amigos, pero es verdad que lo ha pasado tan bien este verano que se acuerda mucho», contaba Cristina, su madre.

Eran las 8.45 horas cuando en las proximidades del José María Mir y del Andrés Manjón, ambos en la calle Duquesa Villahermosa, empezaban a escucharse el ruido de las ruedas de las mochilas de carro, del bullicio del primer día y de los nervios. «Ha venido con ganas. Llevaba unos días nervioso, como ansioso por volver. Una vez que terminan las vacaciones y estamos en Zaragoza varios días se aburre más y ya está deseando entrar», contaba Paula Gil, quien ha vivido la vuelta la cole con la pauta habitual. «Libros, ropa, material... Vamos, lo de cada año», decía. También se levantó nerviosa Claudia, comentaba su padre Jesús Arraco. «Se ha desvelado varias veces y preguntaba que si nos levantábamos ya. Hemos salido antes de casa porque estaba nerviosa», añadía.

La tónica general en el regreso al colegio en Aragón fue la normalidad y la ausencia de incidencias, salvo la cacerolada silenciosa en el Julián Nieto Tapia (Miralbueno) en protesta por los horarios o la recogida de firmas en Parque Venecia para solicitar más docentes. En Cuarte de Huerva, en el Cuarte III, los alumnos de Primaria estrenaron su aulario propio tras «sufrir vicisitudes» con las obras. Así lo aseguró ayer el secretario general técnico del Departamento de Educación, Felipe Faci, en su visita al colegio Parque Goya de Zaragoza.

Aulas de 2 años

Este centro, según recordó Faci, es «ejemplar» porque dispone de aula de 2 años para la escolarización anticipada, el modelo de bilingüismo BRIT, es centro integrado (Infantil, Primaria y Secundaria) y, además, en él se van a hacer obras para transformar la línea fría de comedor por cocina propia. Respecto a la escolarización a los 2 años, Faci recordó que este curso 14 colegios ofertan esta opción, un 75% más que el curso pasado.

«Estas aulas de dos años son una apuesta porque la educación Infantil desde el inicio sea una etapa educativa. Esto atiende a la demanda de las familias y contribuye a la universalización de la educación Infantil», indicó Faci.

En Valdespartera y Arcorsur, donde otros años ha habido polémica por la falta de infraestructuras o problemas con el transporte, todo transcurrió tranquilo. «Nos ha ido muy bien. Se ha levantado ilusionado por ver a los amigos. Mañana (por hoy) seguramente cambiará la cosa y dirá que tiene sueño, que quiere quedarse en la cama o que está cansado», decía una madre del barrio. En el colegio Tenerías, los alumnos tuvieron un inicio muy animado, con pasacalles incluido a modo de despertador que, a partir de las 8 de la mañana y al grito de Olé, olé, vamos al cole recorrió varias calles de La Magdalena.