La situación de excepcionalidad que vive España estos días ha elevado la preocupación en numerosos sectores, que no saben cómo afectará, ni cuánto ni hasta cuándo, el estado de alarma que se ha declarado en el país. La intranquilidad, no obstante, llegó ya el jueves a muchas familias aragonesas que tienen a sus hijos en el colegio y que deberán reorganizar sus vidas a partir del lunes. Ya no hay coles, ni guarderías, ni institutos, ni siquiera universidades. Los padres de los más pequeños se las tienen que ingeniar para no dejar a sus hijos solos. De momento, necesitan un plan para dos semanas, aunque muchos temen que este periodo se prolongue. Por ahora tiran de abuelos, de teletrabajo, de vecinos, de canguros, de mitad tú y mitad yo, de vacaciones...

Casi 300.000 alumnos (235.000 de 0 a 18 años, 34.600 universitarios y 14.000 de las Escuelas Oficiales de Idiomas, además de otros como, por ejemplo, los cadetes de la Academia General Militar, se han quedado sin su centro de referencia en Aragón, a la espera de que desde Educación se articulen los medios necesarios para continuar el curso con alguna normalidad. Desde las instituciones y las asociaciones de padres remarcan que el hecho de que no haya clase no es sinónimo de vacaciones ni de reuniones masivas con los amigos. Bien al contrario, es momento de pasar más tiempo en casa mientras los profesores, que seguirán trabajando, encuentran la fórmula más apropiada para seguir adelante en cada caso.

Aquí van unas cuantas versiones de padres y madres de alumnos de Primaria, las que al menos les valen para superar los primeros días. “Yo empezaba el lunes vacaciones porque mi hija mayor comulgaba el domingo 22 y por eso me había cogido estos días libres, aunque ahora la han suspendido. Me quedaré con ellos esta semana, en principio en casa o en un terreno que tenemos en el campo. Además, trabajo en un centro comercial y en mi empresa están empezando a negociar la posibilidad de cerrar”, explica Beatriz, madre de Jorge.

“Mi marido y yo nos organizaremos para cuidarlo nosotros sin la ayuda de abuelos. Mi marido tiene teletrabajo y, por tanto, todo es más fácil. Y yo me iré a adaptando. Pero en resumen lo haremos nosotros, los padres”, cuenta Elisa, madre de Nico, que comparte una alternativa bien parecida a Erika, madre de Manu, que también aprovechará el teletrabajo porque “mi empresa da esa opción, no así en el caso del padre, que trabaja en un banco”.

Hay casos de todo tipo, desde quien no ha podido aún decidir hasta el que se tendrá que llevar a su hijo a trabajar. Por ejemplo, el padre de Diego, Ramiro, no tenía ayer por la mañana una decisión tomada. “No sé qué decir porque aún no sabemos cómo lo vamos a hacer, estamos pendientes todavía de las decisiones en nuestros trabajos”, explica. Sin embargo, Leticia y su marido, padres de Raúl, son autónomos y han buscado las primeras soluciones: “No podemos dejar de trabajar y como los abuelos son mayores, Raúl se va a venir a conmigo a trabajar. Vamos a intentar que mi marido solo trabaje por las mañanas y así por la tarde ocuparse de Raúl, pero yo estoy en la tienda y tengo un horario mas estricto”.

En otra situación está la familia de Álvaro, que tendrá que tirar de abuelos: “Nosotros no podemos trabajar desde casa así que no nos queda otra que dejarlos en casa de mis padres. Son jóvenes y no tienen ninguna enfermedad”, explica Carlos.

En una situación similar están los padres de Manuel. “De momento, tanto en el trabajo de mi marido, que trabaja en la construcción, como en el mío, de logística, tenemos que ir a trabajar. En mi caso se podría trabajar desde casa, pero no al 100%, con lo cual tengo que ir a la oficina a no ser que decidan lo contrario próximamente. Así que, aunque estén diciendo que no es aconsejable dejarlo con los abuelos, yo tengo que tirar de ellos. Se alternarán mi padre y mis suegros, ya que mi madre aún trabaja Están entre los 63 y los 69 años, pero ninguno tiene patologías”, concluye Ingrid.