¿Quién no se ha imaginado alguna vez viviendo en un castillo? Verse como Balián de Ibelin en El Reino de los Cielos -película, por cierto, rodada, en parte, en Loarre- o, más actual, como Jon Nieve en Invernalia. Se trata de una fantasía recurrente que, claro, suele quedarse ahí, en un anhelo momentáneo cuando uno deja volar a la imaginación. Sin embargo, adquirir un inmueble de estas características sí es posible y, en concreto, en Aragón hay unas cuantas viviendas singulares que buscan dueño que les dé una vida nueva, como sucede con el palacio del Marqués de Villafranca, un espectacular inmueble en venta desde hace apenas un mes.

Que se vendan estas propiedades suele responder a herencias y cambios de titularidad, explica Robert Menetray, director de la empresa especializada en el sector Lançois Doval que recientemente publicó la salida al mercado del palacio de Villafranca de Ebro. En ese sentido, explica que, en muchas ocasiones, los propietarios se encuentran «con un patrimonio muy concreto y singular, pero con unos problemas de mantenimiento importantes». Unos problemas lógicos, puesto que «son edificios que tienen mucha antigüedad, mucha historia» y que requieren cuidados acordes a su magnitud. Por estas causas, en muchas ocasiones, los herederos «tienen que ponerlo a la venta porque no se pueden hacer cargo de una reparación que puede representar un edificio de, por ejemplo, más de 2.000 metros cuadrados».

Como muestra de la peculiaridad de estos inmuebles, cabe citar el caso del palacio de Villafranca, una edificación barroca de más de 1.600 metros cuadrados que data de 1671 y que está a la venta por 1.500.000 euros. Acerca de este caso, Menetray considera que es el más emblemático que ahora mismo ofrece en Aragón.

Protegidos

Edificios, pues, singulares, que suelen contar con algún tipo de protección por su valor arquitectónico y su singularidad. «Casi todos tienen alguna catalogación especial, en diferente grado, pero todos ellos la tienen para respetar su volumetría, fachadas u otros elementos arquitectónicos que puedan tener», relata el director de esta empresa especializada. El de Villafranca de Ebro no es el único caso. Por ejemplo, en Barbués se puede encontrar un atípico castillo del siglo XVI o en Graus una casa palacio del siglo XII, en la que residió la familia Mur. El primero puede adquirirse por 55.000 euros, mientras que en el segundo habría que abonar algo más, casi 700.000 euros.

Tampoco se trata de un fenómeno reciente; hace cuatro años ya se hablaba de la venta del impresionante castillo de Biniés, de otro cercano al pantano de El Grado o de masías en la comarca del Matarraña. Dadas las especiales características de estos inmuebles, su venta no resulta sencilla: «no es como vender un piso para un matrimonio recién casado», señala Menetray. El experto detalla que suele buscarse una salida a estos edificios como negocio «dada su volumetría, características y mantenimiento».

Hoteles con encanto o lugares en los que celebrar eventos son algunas opciones comunes. También, convertirse en una sede corporativa. «Por experiencia veo que, la mayoría de los casos, por no decir casi todos, acaban para enfocados en temas de negocio», afirma.

En este contexto, otra de las partes implicadas habitualmente son las propias administraciones. Sobre ello, Menetray explica que, en ocasiones, tienen derecho de retracto, esto es, preferencia a la hora de adquirir el edificio. Sin embargo, relata que estas «no están demasiado boyantes como para acometer este tipo de compras». Sobre esto, señala que, a pesar de este derecho, en ocasiones no han podido ejercer este derecho por problemas económicos. Aún con todo, recuerda que, en alguna ocasión, los entes públicos sí se han puesto en contacto con su empresa «para intentar llegar a un acuerdo con la propiedad».