Amankay tiene tres años y está matriculada en el colegio Pedro Orós de Movera (Zaragoza). Pese a que el autobús escolar pasa todos los días junto a la puerta de su casa en el camino del Tejar, no puede montar en él. El Gobierno de Aragón le denegó este verano el servicio de transporte escolar, así que cada mañana se queda en el camino viendo cómo sus primos mayores se van al colegio sin ella.

Los motivos alegados por el departamento de Educación, Cultura y Deporte de la DGA son dos. El primero, que el colegio público al que acude en Movera no es el más cercano a su domicilio ya que según la zonificación oficial debería acudir al Juan Pablo Bonet situado fuera del barrio, en Santa Isabel. El segundo, que el lugar de residencia de la niña se encuentra dentro del perímetro de tres kilómetros que marca la normativa reguladora del transporte escolar en vez de fuera, como sería necesario para conceder el servicio.

Cinco kilómetros

Esperanza Vázquez, la abuela de Amankay, quedó estupefacta al escuchar estos argumentos. "Vivimos en el Lugarico de Cerdán, perteneciente al barrio de Movera, a casi cinco kilómetros de distancia del colegio, que es el más cercano según nos hemos molestado nosotros mismos en medir", aseguró la abuela de la niña.

Los dos primos mayores de Amankay, de diez y cinco años, también viven en el camino del Tejar y se encuentran escolarizados en el Pedro Orós. Ellos sí que están autorizados para subir al autobús. Según fuentes del departamento de Educación, esta circunstancia no resulta relevante. "La excepcionalidad de los otros usuarios del servicio no implica que con esta niña deba actuarse del mismo modo. No cumple los requisitos y por tanto no puede subir al autobús", indicaron.

Los argumentos no convencen a la familia de la pequeña, quienes no dudan en tildar de ilógica y surrealista la situación. "Es que no entendemos que existiendo parada en la puerta de casa desde hace ocho años, viniendo el autobús vacío y cogiendo a otros niños que viven en el camino, le denieguen el derecho a mi nieta", comentó Esperanza Vázquez. Según cuenta, los primeros días del curso, Amankay se quedaba llorando y le preguntaba por qué no le dejaban subir. "¿Es porque soy pequeña?", decía.

Desde hace dos semanas, la niña no acude a clase porque su familia dice no poder llevarla. "Su madre está embarazada y con contracciones (el médico le ha prohibido ponerse en pie), su padre trabaja y yo tampoco puedo ahora por problemas de salud", dijo la abuela.

El caso ha sido denunciado, además de ante la DGA, al teniente de alcalde de Participación Ciudadana y responsable de los barrios rurales en el Ayuntamiento de Zaragoza, Antonio Becerril; a la Alcaldía de Movera; al Justicia de Aragón; y a la Fiscalía de Menores.

El de Amankay no es un problema aislado. En la misma zona existe otra niña en circunstancias similares cuyos padres han preferido mantenerse al margen de la denuncia ante los medios de comunicación, aunque no ante la DGA.