Han sido 20 años sufriendo las estrecheces del conservatorio de la calle San Miguel, así que por unos meses más... El nuevo centro que se está levantando en Vía Hispanidad ya está casi a punto y la previsión es que las obras concluyan en marzo para que todo esté preparado para el curso que viene. Ha sido mucho tiempo esperando, pero ya casi se oye la música.

Para cumplir estos plazos, 60 personas (unas 100 en horas punta) trabajan a destajo. No está siendo fácil, ya que todas las instalaciones deben adaptarse a las peculiaridades que entraña la enseñanza de la música (hay casos curiosos, como los del auditorio, la climatización, la sonorización y el montacargas), pero los responsables de la Consejería de Educación están convencidos de que Zaragoza va a tener uno de los mejores conservatorios de España.

EL PERIODICO DE ARAGON visitó las obras y pudo apreciar que ya se encuentran en la última fase. La directora de los trabajos, Mónica Alvarez, explicó sucintamente los entresijos del auditorio, quizá la parte más delicada: "Tiene que ser todoterreno, para que sirva tanto de sala de prácticas para los estudiantes, con lo cual lo importante es que escuche bien el que toca, como de sala de conciertos, con lo que hay que conseguir que el sonido llegue lo mejor posible al público".

Un auditorio con 460 plazas

El viceconsejero de Educación, Juan José Vázquez, apostilla: "Se han tomado valores medios para que valga para ambos usos". Un programa informático mide las curvas y las distancias del recinto, se introducen las características de los materiales y se resuelve la fórmula adecuada para colocar agujeros que absorban el sonido y cortes que frenen su rebote. El auditorio contará con un aforo de 460 plazas y será sede de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio y de la Camerata Aragón.

La climatización ha sido otro de los retos a los que se han enfrentado los responsables de la obra. "Tiene que circular a una velocidad muy baja para que no haga ruido, y además se ha establecido un circuito para que llegue a todas las estancias sin que transporte el sonido que se produce en ellas, algo realmente complicado".

Y es que la insonorización de las 29 aulas y de las 20 cabinas de ensayo es uno de los principios básicos en la construcción de cualquier conservatorio. En este caso se ha cuidado con capas y capas de pladur, DM (un aglomerado muy compacto), madera maciza, dobles puertas herméticas y hasta con fibra de vidrio en el suelo.

Por último, hay que destacar que se modificó el montacargas proyectado para instalar uno más grande que se ha hecho a medida. Fue una petición de la dirección del conservatorio, preocupada por el gran tamaño de algunos instrumentos, como por ejemplo los pianos.

En total son 7.322 metros cuadrados dedicados a la enseñanza de la música, nada que ver con el número 32 de la calle San Miguel, un edificio que nunca reunió los requisitos mínimos para albergar un conservatorio.

Ha costado muchos años de espera y 8,3 millones de euros, pero el próximo mes de septiembre los 311 alumnos (en sólo dos años se ha duplicado la cifra) y 74 profesores de este centro podrán disfrutar, muy cerca del edificio del Seminario, de un auténtico templo de la música.