Lorenza Sánchez está harta de tener que cerrar su cafetería cada vez que se avería la línea de tensión subterránea que discurre por la avenida Academia General Militar. El miércoles volvió a echar la persiana "por novena vez en dos años" y ya no cabe en sí de indignación. Dice que no le compensan las indemnizaciones de ERZ Endesa. Lo que quiere es que no vuelvan a abrir una zanja de cinco metros de longitud en la puerta de su bar.

"Siempre es la misma avería un metro más aquí o un metro allá, pero siempre en el mismo sitio. La semana pasada picaron delante de la vidriera de la ventana y no fue necesario cerrar, pero el martes vinieron a decirme que esta vez sí", protesta. Recuerda que hace un año se produjeron cuatro roturas en apenas dos meses y que entonces la compañía anunció que se trasladaría el trazado de la línea a la acera de enfrente. "Si la han trasladado, ¿por qué siguen abriendo zanjas en mi acera?", protestó.

Desde ERZ Endesa aseguran que si excavan es porque no hay más remedio. "Se agiliza lo máximo posible. En este caso, el ayuntamiento nos concede licencia para ocupar la vía pública durante ocho días y sin embargo abrimos y cerramos la zanja en 48 horas", explican. Recuerdan que éste es el "inconveniente" de soterrar las líneas de tensión en las ciudades y que cada vez que se cierra un local, se indemniza.