El Ayuntamiento de Zaragoza adaptará más de 1.000 pasos de peatones en los próximos cuatro años para conseguir unas aceras plenamente accesibles en los casi 16.000 pasos de cebra que existen actualmente en la capital y sus barrios.

Las actuaciones se centrarán en rebajar los bordillos de 1.087 pasos peatonales e integrar en otros 6.000 la pavimentación podotáctil, un tipo de baldosa con relieve que sirve de referencia para las personas con dificultades visuales que se guían por el bastón.

Hasta una de las intervenciones que se están llevando ya a cabo en la calle Joaquín Costa se ha desplazado este jueves la consejera de Infraestructuras, Vivienda y Medio Ambiente, Patricia Cavero, quien ha anunciado a los medios de comunicación estas medidas.

La concejala ha estado acompañada por la presidenta de la Fundación Disminuidos Físicos de Aragón (DFA), Marta Valencia, y el presidente del Consejo Territorial de la ONCE, José Luis Catalán, organizaciones que colaboran estrechamente con el consistorio para acabar con las barreras arquitectónicas de la ciudad.

"Su colaboración servirá para tener el conocimiento no solo técnico, sino también de los principales usuarios de las aceras adaptadas", ha señalado la responsable de Infraestructuras.

Para conseguir esta meta a cuatro años, el consistorio ha aumentando el presupuesto destinado a la mejora de accesibilidad en un 60%, hasta llegar a los 5.180.000 euros.

Una dotación económica que, como ha detallado la consejera municipal, espera mantener en los siguientes presupuestos para poder cumplir con su previsión de intervenir cada año en unos 350 pasos de cebra de los más de 1.000 que todavía no se adaptan a las necesidades de las personas con movilidad reducida y discapacidad.

Una iniciativa que va en sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que recoge entre sus retos con horizonte del año 2030 el objetivo de "lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos".

Pero, como ha indicado Cavero, en Zaragoza se busca adelantarse incluso a esa fecha límite y en el 2023 contar "con una ciudad inclusiva para todas las personas que la utilizan".

En este momento, los servicios técnicos del Ayuntamiento están estableciendo la prioridad de rebajes en algunos recorridos, junto a organizaciones como DFA, que les hace llegar las reclamaciones de los usuarios.

Como ha explicado la presidenta de la fundación, algunas de las zonas más necesitadas de estos cambios son por ejemplo el barrio de Oliver o Casetas, tal y como han detectado en el estudio de los planos y en las comprobaciones que llevan a cabo con sus usuarios de la accesibilidad de diferentes recorridos en la ciudad.

Desde la ONCE, Catalán ha celebrado también la instalación de las superficies podotáctiles, que permiten a personas con discapacidad visual y ceguera detectar dónde está el paso de peatones y poder realizar en cruce con mayor seguridad.

El presidente del Consejo Territorial aragonés ha remarcado que los espacios urbanos deben ser accesibles para todos los ciudadanos, sin que haya elementos que impidan a las personas discapacitadas tener una vida normalizada.

"Tenemos que trabajar en la eliminación de barreras y hacia una ciudad más amable", ha concluido el representante de la ONCE, organización que junto a DFA está participando en la tarea de priorizar algunas de las actuaciones.