Tras meses de sequía era fácil decir el pasado sábado que hacía mucho tiempo que no llovía tanto en Zaragoza. Lo sorprendente es que hacía nada menos que 30 años que en un día de enero en la capital aragonesa no se alcanzaban los 29,8 milímetros por metro cuadrado que registraron algunas estaciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). De hecho entonces fueron apenas 23, en la estación del aeropuerto.

El agua acumulada, tanto en Zaragoza como en localidades próximas, colapsó los alcantarillados, bien fuera por volumen de agua o por mal mantenimiento de las cañerías de algunas comunidades de vecinos, como apuntaban los bomberos. El resultado fue que estos tuvieron que realizar más de medio centenar de intervenciones por la tromba entre la tarde y la noche del sábado.

Fundamentalmente fueron achiques, pero también tuvieron que participar en el aseguramiento y desalojo de dos viviendas. La primera, sobre las 4.00 horas de ayer, fue en el número 10 de la calle José Luis Luzán, en cuyo primer piso se desplomó un falso techo por filtraciones de agua. La familia, con los dos padres y dos niños, fue desalojada y alguno de sus miembros precisó atención sanitaria de escasa entidad.

Mayor fue el desalojo que, ya durante la tarde de ayer, se produjo en el número 80 de la calle Casta Álvarez. Las cinco familias que allí vivían, con 17 miembros, cinco de ellos menores, abandonaron la casa después de que el primer piso sufriera la caída del techo y el suelo quedase abombado. La arquitecta municipal decretó el desalojo preventivo, y los afectados optaron por alojarse con familiares y amigos.

En Utebo también sufrieron la tromba con inundaciones de calles y garajes ante los más de 50 centímetros de altura que alcanzó el agua. Los bomberos de la DPZ y Protección Civil colaboraron en el achique.