Jorge Azcón no pudo impedir que la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) votara por primera vez y lo hiciera en contra de los intereses del Ayuntamiento de Zaragoza. Cayó por el voto de calidad de su presidente, el socialista Abel Caballero, que inclinó la balanza y deja a la capital de Aragón contra las cuerdas, sin posibilidad de acceder a los 5.000 millones del Gobierno central. «Es la peor noticia económica que se nos ha dado en décadas», manifestó el primer edil, quien calificó el acuerdo como «incomprensible, inaceptable e intolerable». Se refería el alcalde a la decisión de la FEMP de aceptar la propuesta de Hacienda que permitirá a los municipios utilizar parte de sus ahorros de forma inmediata. Lo podrán hacer solo los más austeros. No es el caso de Zaragoza, que arrastra este año una deuda de 100 millones y tiene que apechugar con la decisión a la espera de que salga el decreto esta semana.

Azcón explicó que su ayuntamiento tiene una no solo no dispone de ahorros sino que carga con una enorme deuda, algo que achacó a la «pésima gestión» de los anteriores equipos de Gobierno. A ello hay que unir la caída de ingresos por la actual crisis y el aumento del gasto que debe afrontar debido a la pandemia. «Han destrozado las cuentas» del consistorio, explicó el alcalde, que al tiempo reclamó que el reparto del fondo de reconstrucción se haga de acuerdo al número de habitantes de cada ciudad. Según sus cuentas, esto le habría permitido a Zaragoza ingresar cerca de 71,3 millones: «Es incomprensible que repartiendo 5.000 millones de euros se plantee una fórmula que deje fuera la quinta ciudad de España. Es un insulto a todos los zaragozanos», agregó.

«Se ha roto el consenso histórico que ha habido desde hace décadas. Nunca se había tenido que votar», recordó Azcón, que anticipa que su Gobierno no se va a quedar quieto y empezará a dar a conocer sus movimientos a partir de mañana. La situación no solo perjudicará a Zaragoza. También a otras grandes ciudades como Lérida, Cádiz, Murcia o Granada, según el primer edil.

No se habla de tribunales de momento, pero sí se quiere ser contundente en el mensaje: «No vamos a permitirlo, vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano. Es un insulto. Los ciudadanos de Zaragoza también son españoles. Es para que a Pedro Sánchez se le caiga la cara de vergüenza. Va a Europa a pedir ayuda para los países más perjudicados y en su país se olvida de las ciudades que peor situación económica tienen», continuó Azcón, cuya alternativa era que el reparto entre los municipios se produjese por población. Zaragoza tiene censados 674.997 habitantes. En una sencilla operación con los 5.000 millones que salen de Hacienda y los más de 47 millones de habitantes que hay en España, «a nuestra ciudad le tocarían más de 71 millones», relacionó el alcalde, conocedor de que hay muchos alcaldes socialistas «que piensan que es injusto», dijo sin querer citar.

La propuesta última de Hacienda tampoco concitó consenso. La votación de la junta de gobierno concluyó en empate: 12 votos socialistas y 12 en contra (10 del PP, uno de Cs y otro del PdeCat); la abstención de IU-Podemos. «Es un despropósito histórico. El PSOE ha aprobado en solitario un acuerdo del Gobierno de Sánchez que de un plumazo ha creado en España ayuntamientos de primera y de segunda», sentenció Azcón, que aseguró que «vamos a seguir peleándolo para que en la tramitación parlamentaria del decreto se acabe con esta situación». Es la esperanza que le queda a Zaragoza ya que el texto aprobado incorpora una resolución política de última hora que atiende a las entidades locales sin liquidez.

En el consistorio encontró una respuesta rápida en el PSOE, en boca de Ros Cihuelo. «El señor Azcón se ha olvidado de nombrar una serie de acuerdos que van a suponer un montón de medidas muy beneficiosas para las entidades locales».

Se refería a que es una vía pero no la única. Están las ayudas desde Europa o la revisión de techo de gasto. Según el PSOE, el acuerdo da muchas opciones a los municipios. El acuerdo de remanentes no es más que una parte del acuerdo total, aunque es a la que Zaragoza no puede optar al no tener ahorros.

«El señor Azcón se pone a criticar un acuerdo en el que participaban los ayuntamientos que dispusieran de remanentes, siendo que Zaragoza decidió no utilizarlo para este acuerdo sino para pagar las revisiones de precios a las que no estaba obligado a hacer frente totalmente. Es decir, critica que no ha recibido parte de un acuerdo cuando él no aportaba absolutamente nada. El ayuntamiento no aportaba ningún ahorro y eso tiene que quedar cristalino».

«Cuando él dice que los zaragozanos somos también españoles, tan es así que a todos les han llegado las ayudas que ha implementado el Gobierno de España: ertes, ingresos mínimos vitales, ceses de actividad, etcétera. La única exclusión que se le hace al alcalde de Zaragoza es la que practica el propio alcalde Azcón, que es quien excluye a los ciudadanos de un acuerdo en el que podía participar con más de 30 millones que ha decidido dedicar a la revisión de precios, es decir, para las grandes contratas».