El Ayuntamiento de Zaragoza ha colocado hoy una placa contra el maltrato animal en el Parque Bruil, justo en la zona en la que malvivió enjaulada hasta 1984 la osa Nicolasa, última superviviente de un antiguo minizoo que ahora la ciudad quiere que sea solo un "mal recuerdo".

La placa, que es una petición ciudadana, recuerda cómo desde 1965 fueron "torturados, abandonados y enjaulados" la osa Nicolasa, que fue trasladada, y el oso Juan, que murió en el parque en condiciones "penosas".

"En su recuerdo, y en el de otros animales que aquí sufrieron maltrato, y con la esperanza de que el maltrato animal sea pronto un mal recuerdo. Zaragoza. Ciudad amiga de los animales", concluye el texto en chapa.

Desde 1965 fueron llegando diversos ejemplares de leones, monos, osos o jabalíes al Parque Bruil y la mayor parte de ellos morían al poco tiempo por las pésimas condiciones en las que vivían, el nulo cuidado o el salvajismo de muchos humanos, que llegaron a quemar vivo a un león, a maltratar a algunos animales hasta la muerte o a dejar tuerta a la osa Nicolasa de un perdigonazo, ha explicado Alberto Cortés, veterinario clínico y único que echaba un vistazo a las instalaciones ante la "desidia" de las autoridades.

Fue, de hecho, la presión social la que finalmente obligó a que esta osa fuera trasladada a otro lugar "un poco más digno" en el que cree que falleció "un par de años" después sin superar el sufrimiento al que fue sometida en su encierro en el Parque Bruil.

A la inauguración de la placa ha acudido el consejero municipal de Economía y Cultura, Feranando Rivarés, quien ha definido como "horror" que no se debe olvidar lo que ocurría hace décadas en el Parque Bruil.

Por ello, el Ayuntamiento trabaja en la concienciación de niños y niñas en los derechos de los animales e incluye un sesgo animalista en los proyectos culturales.