En los dos últimos años, el Ayuntamiento de Zaragoza ha cambiado o reparado 206 kilómetros de tuberías, incluidos los que 84 kilómetros de ampliación de la red hasta nuevas zonas como Parque Goya. Entre mejoras de infraestructuras y campañas de sensibilización, la ciudad ha conseguido disminuir en ocho hectómetros cúbicos su consumo de agua potable. Además, las continuas roturas de tuberías han descendido de 664 año en 1996 a 529 en el 2003. Son los primeros resultados del Plan de Mejora del Abastecimiento, que empezó a redactarse en el 2000 y tomará carrerilla el próximo ejercicio, cuando se inicie la gran obra de reforma de los viejos depósitos de Casablanca.

El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, acaba de presentar el proyecto de los depósitos, que costará 18 millones de euros y es el plato fuerte del plan. Conseguirá cortar fugas por la obsoleta red de reparto y rebajar el exceso de cloro que ahora se administra en el agua potable de la ciudad. Y supondrá, además, cumplir con las condiciones que puso la UE para cofinanciar el nuevo abastecimiento que llegará desde Yesa, en el Pirineo.

El plan, que debe desarrollarse como mínimo hasta el 2008, va avanzado, pero su alto coste no permite prisas. Las obras que se consideran indispensables suman 70 millones de euros, pero el proyecto global, más amplio, sube hasta los 80 millones. En principio, los presupuestos municipales van aportando una media de unos 12 millones anuales.

PRIORIDADES De los siete campos de actuación previstos en el plan los más urgentes y que ya se están llevando a cabo son la adecuación de instalaciones y la renovación de redes.

Entre las actuaciones de mejora de las instalaciones, cuyo presupuesto asciende a 19,35 millones de euros, el ayuntamiento debía realizar mejoras en la potabilizadora, cubrir los depósitos de Casablanca, la Academia y los Leones y crear depósitos en Montañana y Pinares de Venecia.

De toda esta relación, se ha realizado ya el cubrimiento del depósito de la Academia, se ha redactado el proyecto de adecuación de los depósitos de Casablanca, se ha construido una nueva estación de cloración y hay tres más proyectadas. Y la puesta en marcha en junio de 2002 de la planta de tratamiento de fangos supuso una importante reducción en el consumo de agua.

El segundo grupo de actuaciones que se está llevando a cabo es el de la renovación de la red de distribución. En este sentido se han colocado ya más de 200 kilómetros de tuberías, aunque 84 kilómetros no corresponden a la renovación de la red, sino a su ampliación. El objetivo del ayuntamiento es ir cambiando progresivamente las instalaciones de fibrocemento y fundición gris, las más antiguas y con mayor índice de roturas por nuevas tuberías de fundición dúctil o politileno.

Según los últimos datos municipales, hasta principios de mayo de este año las tuberías de fibrocemento se habían reducido en 48 kilómetros y las de fundición gris en once kilómetros.

Como consecuencia directa de ello, el número de roturas ha disminuido de 704 en el 2001 a 529 en el 2003. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en el año 2001 los trabajos de cableado provocaron numerosas roturas de instalaciones subterráneas que cedieron por los golpes de las máquinas que abrían las zanjas. Cuando se materialicen todas estas obras de mejora de la red y entre en funcionamiento el abastecimiento de agua desde el Pirineo, las tarifas que pagan los ciudadanos subirán. Según los técnicos municipales, el precio del metro cúbico de agua aumentará al menos un 62%. Es decir, si en el 2002 se pagaba una media de 0,40 euros el metro cúbico, después habrá que añadir como mínimo 0,25 euros más.