Lo que se lleva son las smartcitys. O lo que es lo mismo, ser una ciudad inteligente que aprovechan el potencial de la tecnología para que sean más eficientes y sostenibles. Por ejemplo, en este tipo de urbes los semáforos están conectados para regular el tráfico y optimizar las rutas, lo mismo sucede con las farolas, que se regulan automáticamente, o con los contenedores que saben quién tira la basura y cuánta. Zaragoza aspira a ser una smartcity, pero por ahora no puede considerarse como tal, según el Índice IESE Cities in Motion (ICIM).

El ránking analiza cada año el nivel de desarrollo de 174 ciudades de 80 países diferentes y con dimensiones de lo más variopinta y son las ciudades europeas las que lideran esta transformación. Comparar a Zaragoza con Nueva York, Ámsterdam Paris o Reikiavik, que encabezan el listado, tiene poco sentido, pero si se equipara con otras españolas tampoco queda en buen lugar, ya que Sevilla (en el puesto 61), Málaga (80) o Palma de Mallorca (88) están más y han incorporado más rápidamente la tecnología a su día a día. La capital aragonesa se encuentra en el 101, por delante, eso sí, de A Coruña (102), Murcia (105) y Bilbao (107). El informe analiza nueve dimensiones consideradas clave para su progreso: la economía, el capital humano, la cohesión social, el medio ambiente, la gobernanza, la planificación urbana, la proyección internacional, la tecnología y movilidad y el transporte.

Zaragoza solo saca buena en el apartado de Movilidad y Transporte. En este caso se encuentra en la posición 42, por delante de muchas otras de relevancia internacional. Este indicador permite medir la seguridad de las carreteras y del transporte público y si existe una buena infraestructura, ya que fomenta el descenso del tráfico de coches en las vías públicas y, en consecuencia, reduce los accidentes. En este caso, Zaragoza ha mejorado mucho en los últimos años, con la implantación de la línea 1 del tranvía, la ampliación de los carriles exclusivos para buses y taxis y la red ciclable. También tiene mucho que ver la renovación de la flota de autobuses, menos contaminante, y la mejora de la movilidad compartida y sostenible, con bicis, patinetes y motos eléctricas. Ahora se han puesto muy de moda, pero en el 2008 se inauguró el servicio Bizi Zaragoza.

Tampoco está mal posicionada si se habla de Cohesión Social, es decir, «el contexto urbano hace referencia al nivel de convivencia entre los conjuntos de personas con rentas, culturas, edades o profesiones diferentes que viven en una urbe» donde se analizan diversos factores como la inmigración, el desarrollo de las comunidades, el cuidado de los mayores, la eficacia del sistema de salud o la seguridad e inclusión ciudadanas. En este caso, se coloca en la puesto 75. Se tiene en cuenta, por ejemplo, la ratio de mujeres trabajadoras en la Administración Pública, la tasa de desempleo, el índice de criminalidad o el número de hospitales públicos y privados.

Donde suspende es en el indicador de Proyección Internacional» (puesto 149), que está relacionada con la influencia de sus aeropuertos, el número hoteles y su calidad o el de congresos que que organiza anualmente. En este último caso Zaragoza está creciendo de una forma espectacular. También se mide el número de móviles por habitantes, de puntos de acceso wifi globales o de suscripciones a servicios de telefonía fija por cada 100 habitantes. Así como el porcentaje de hogares con acceso a internet y su velocidad.