Solo la ciudad de Zaragoza en todo Aragón soporta unos niveles de ozono troposférico que no dañan la salud, los bosques y los cultivos. El resto de la comunidad no cumple y por lo tanto sigue obligada a elaborar planes de mejora de calidad del aire.

Así lo señala la organización Ecologistas en Acción en el último informe sobre contaminación por ozono en España en el 2016 y el que acusa al Gobierno de Aragón de llevar una década «omitiendo» la aplicación de dichos planes en los Pirineos, el Valle del Ebro, Bajo Aragón y la cordillera Ibérica. Esto lo calificó el colectivo como «una negligencia que está poniendo en riesgo la salud de 645.000 aragoneses».

El informe analiza los datos recogidos en 455 estaciones oficiales de medición de ozono instaladas en España, entre ellas 21 en Aragón. El cambio climático, el repunte del tráfico, el fraude en las emisiones de los automóviles y la apuesta gubernamental por las energías sucias en detrimento de las renovables figuran entre las causas de un problema que afecta de manera estructural a la salud, pero también a cultivos y espacios naturales.

Según se recoge en el documento, la tercera parte de las estaciones que miden ozono fuera de Zaragoza habrían rebasado solo en el 2016 las 75 superaciones admisibles para tres años. Los peores datos se dieron en las estaciones de Bujaraloz, Teruel, Torrelisa y Castellnou, en las que los límites se superaron en 123, 110, 107 y 107, respectivamente.

Durante el trienio 2014-2016, las estaciones de Teruel en la Cordillera Ibérica, La Cerollera en el Bajo Aragón y Castellnou sobrepasaron el valor objetivo «octohorario» de 25 días que se establecen como máximo promedio trienal, lo que supone una situación peor a dos trienios anteriores.

De todo se desprende que 650.000 aragoneses (sin incluir la capital) respiran un aire perjudicial para la salud según las recomendaciones internacionales.