El aborto, la brecha salarial de más del 20% con respecto a los hombres, la falta de contundencia con los casos de violencia de género, la escasa inversión en fomentar una educación pública, gratuita y basada en valores de igualdad, y una sanidad en la que se deje a las mujeres decidir si quieren ser madres o no. Motivos había de sobra para acudir a la manifestación convocada por la Coordinadora de Organizaciones Feministas de Zaragoza en el centro de la ciudad, y así lo demostraron las centenares de personas que tomaron el centro de la capital aragonesa para gritar, cantar o mostrar un mensaje único de denuncia por el "retroceso" y el "recorte a los derecjhos y libertades de las mujeres" que provocan la política marcada por el Gobierno central.

Más de 2.000 formaron parte de esa marea multicolor, a la que se unieron los colectivos que se concentraban, casi a la misma hora, en el Paraninfo por la próxima Marcha por la Dignidad. Sindicatos, políticos, asociaciones vecinales o simplemente ciudadanos anónimos que no representaban a nadie más que a ellos mismos y a ese clamor que todos ellos contribuyen en contra de la reforma de la ley del aborto --el ministro Gallardón estaba en boca de todos-- o las "inexistentes políticas de igualdad" del Partido Popular.

El mismo día en el que hasta la directora del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), Pilar Argente, afirmó en una entrevista concedida a Efe que esta ley del aborto que plantea el Gobierno central es "mejorable" y que ella misma se sentía más "cómoda" con la aprobada en 1985, que sí incluía el supuesto de malformación del feto. "Como directora del instituto, respeto y creo en la decisión que tome cada mujer atendiendo a sus condiciones tanto personales, ideológicas como económicas", manifestó.

"Con la ley de Gallardón, parece que las mujeres no tenemos capacidad para decidir si queremos ser madres o no, y necesitamos que dos o más personas decidan por nosotras", lamentaba Cristina Jiménez, portavoz de la coordinadora ayer en la manifestación, quien reivindicó que "queremos ser también ciudadanos de primera" y que "se nos trate igual en todos los ámbitos". "Queremos un aborto libre y que los servicios sean públicos y gratuitos porque contribuyen a hacer más pobres a las mujeres". Incluso en el ámbito laboral, donde la tasa de paro femenina no deja de ser muy alta.

Si fuera por la opinión sobre el aborto, Argente tal vez debería haber estado en esa manifestación que, hay que destacarlo, se desarrolló sin incidentes. Eso sí, con un ambiente reivindicativo en el que cabían todos los colectivos sociales, hombres y mujeres de todas las edades, y todo el que entendiera que el 8 de marzo, por desgracia, es el día de recordar a los gobernantes que les queda mucho por hacer. La calle, una vez más, habló claro.