Tres semanas y un día le ha durado a Aragón la nueva normalidad. Cierto es que cuatro comarcas orientales marcaron hace unas semanas el precedente, pero el incremento de casos de coronavirus en los últimos días, sobre todo en las ciudades de Zaragoza y Huesca, ha obligado a endurecer las medidas para frenar la expansión del virus y el Gobierno de Aragón ha decretado una fase 2 «flexibilizada» en las ciudades de Zaragoza y Huesca y la Comarca Central. En este nuevo concepto de desescalada, que no limita los movimientos ni tampoco establece franjas horarias para salir a la calle, también se incluye al Bajo Cinca, Cinca Medio, La Litera y Bajo Aragón-Caspe, que de este modo logran una pequeña mejoría en las restricciones, dado que dejan atrás la fase 2 sin matices que sí seguía los mismos criterios del estado de alarma.

Con este panorama, que llega en el peor momento por las vacaciones, la llegada del turismo a Aragón y tras una fuerte inversión en la hostelería por resurgir tras el cese de actividad en la pandemia, el día a día de la normalidad se ha borrado ahora de un plumazo para los alrededor de 870.000 habitantes que viven ahora bajo esta fase 2 flexibilizada. Esto supone el 70% de la población de Aragón.

El foco de preocupación ya no solo está en la limítrofe y confinada Lérida y en la comarca del Segriá, hermana de la Franja, sino que el territorio aragonés también se ha visto obligado a ampliar las medidas. Y no hay fecha para el fin de este retroceso en la desescalada, todo dependerá de la situación epidemiológica que, por ahora, «preocupa», tal y como aseguró ayer la consejera de Sanidad, Sira Repollés. «Se ha producido un aumento significativo de positivos estos días que determina una tendencia al alza y, aunque el impacto en el sistema no es significativo, tenemos que anticiparnos ante uno mayor», señaló.

228 CASOS EN TRES DÍAS / En este sentido, el fin de semana deja 228 nuevos casos de coronavirus en Aragón, la mayoría concentrados en la ciudad de Zaragoza (107) y en el entorno de la ciudad de Huesca. Se trata, «en su mayoría», de casos leves o asintomáticos, pero que se desencadenan de manera aislada en grupos familiares y reuniones de amigos. «En los cuatro o cinco últimos días en Huesca y Zaragoza se han duplicado los casos cada dos días», dijo el director general de Salud Pública, Francisco Javier Falo. Surgen, básicamente, fruto de la movilidad de movimientos que hace que el virus viaje de un lugar a otro y la transmisión empiece a ser comunitaria. «Nos cuesta relacionar los contactos porque la dispersión es mayor y eso complica establecer relaciones», señaló. Tampoco en la Franja, donde la curva de casos parecía revertir, la situación ha mejorado. «La tendencia de descenso se ha frenado», dijo.

La implantación de esta fase 2 flexibilizada, cuya orden recogerá hoy el Boletín Oficial de Aragón (BOA), cogió ayer con el pie cambiado a muchos ciudadanos a punto de iniciar sus vacaciones, con reservas ya hechas, y también al sector servicios. Muchos pensaron inmediatamente si podrían salir de la comunidad y la respuesta es que sí, pero la recomendación es no hacerlo ni tampoco viajar a las zonas bajo esta circunstancia. «Apelamos a la responsabilidad individual», dijo Repollés. Así, este retroceso afecta directamente al turismo, ya que el visitante puede ver a Zaragoza y a Huesca como ciudades no seguras, lo que podría conllevar cancelaciones de reservas.

Donde sí habrá que hacer modificaciones es en el sector servicios, donde de algún modo había vuelto la alegría con la nueva normalidad. Esta fase 2 establece un aforo del 50% en el interior de los establecimientos de hostelería y del 75% en las terrazas, con agrupaciones de 10 personas como máximo. Tampoco se permite el consumo en barra y el ocio nocturno queda prohibido. La diferencia entre esta fase flexibilizada y la fase 2 pura del estado de alarma está en el mantenimiento de medidas que son de la nueva normalidad como el 75% de aforo en el comercio minorista, mercadillos y centros comerciales; piscinas o ámbito cultural. Por su parte, las residencias, los campamentos y las colonias urbanas no experimentarán cambios.

A todos estos cambios se suma el uso obligatorio de la mascarilla en todo Aragón para mayores de 6 años aun cuando pueda mantenerse la distancia física de seguridad. La orden, que entró en vigor la pasada medianoche, se impone en los espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público. Y la novedad si cualquier persona lo incumple es que se expone a una multa de 100 euros.

«Un daño irreparable a la hostelería»

El regreso a la fase 2 ha caído como un jarro de agua fría en las las asociaciones de hostelería de Zaragoza y Huesca, que alertan que esta situación provocará un «daño irreparable» en el sector, y denuncian que son «los paganos» de una situación que no han provocado. En Zaragoza, la Asociación de Cafés y Bares teme «las ruinosas consecuencias» que va tener en su actividad. Aseguran que las medidas son «demasiado restrictivas», sobre todo si se tiene en cuenta que hace poco que abrieron sus bares y terrazas con aforos más flexibles.

La entidad advierte de que muchos empresarios tendrán que echar el cierre por la inviabilidad económica de sus negocios. Anabel Costas, vicepresidenta de Hoteles de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca, señaló que todos los profesionales están «cumpliendo los protocolos a rajatabla porque sabemos a lo que nos arriesgamos, y con una medida como esta queda señalado todo el sector». Aseguran que, después del batacazo de la pandemia, ven «difícil la continuidad de muchos negocios, como el ocio nocturno». Y piden apoyo al Gobierno de Aragón para transmitir «tranquilidad» a los usuarios, a la par que apoyo «para hacer frente a los comportamientos incívicos, porque no podemos ser guardianes de nuestros clientes».