Zaragoza dio ayer el impulso definitivo a la nueva ordenanza de protección animal con la que pretende ser ciudad «pionera» en España. Tras recibir «en torno de 200 alegaciones» y llevar más de dos años y medio estudiándolas, ayer pasaba el documento definitivo por la Comisión de Servicios Públicos y Personal del ayuntamiento para que los grupos municipales le dieran el voto a favor. Todos menos CHA, que eligió abstenerse. Una normativa que va más allá de la reciente ley aragonesa y que, entre todas las novedades que incorpora, destaca la obligatoriedad de someter a todas las mascotas a un procedimiento analítico o muestreo en el veterinario para extraerles el ADN. Una información que pasará a formar parte de un registro con el que «combatir el maltrato y el abandono». Y que, como cada año se suele hacer al menos una visita para las vacunas, podría estar operativo en el 2020.

Así lo explicó ayer el responsable de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza, Alberto Cubero, que recibió críticas por parte de todos los grupos municipales. Por la demora, casi tres años para analizar las alegaciones; por no pasar por el Consejo Sectorial de Protección Animal, que lleva el mismo tiempo sin convocarse; y por no incluir esta ordenanza «entre sus prioridades» políticas durante este mandato. Porque, lamentaron, al llegar ahora, a dos meses de las elecciones, el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) logrará aprobarla pero no aplicarla, que se deja a la próxima corporación.

CON LA VACUNA

La nueva ordenanza plantea una obligatoriedad que puede ser controvertida. Primero porque conformar esa base de datos genética que incorporar al censo municipal de animales de compañía supone un coste añadido a las familias. «Los gastos generados por la realización del análisis genético correrán a cargo del propietario o poseedor del animal», dice la ordenanza. Cumpliendo con la ley de protección de datos, el muestreo del ADN se hará o bien cuando se le vaya a implantar el microchip (también obligatorio) a la mascota o «en la siguiente vacunación anual» del animal.

Con ese registro de ADN ya operativo en solo un año, las posibilidades de aplicación de sus ventajas son variadas. Por ejemplo para la localización de una mascota, cuya sustracción o pérdida la normativa municipal obliga a notificarla en ese registro «en el plazo de 48 horas». Pero también, y esa es la filosofía de esta medida, para atajar los casos de violencia sobre los animales o de abandono. Otra variante que se planteó hace años era para denunciar comportamientos incívicos como no recoger los excrementos de la vía pública, para multar a los dueños, una medida que ZeC «no se plantea pero tampoco se descarta» y que llegaría, en todo caso, cuando esa base de datos se complete.

MICCIONES

También referido a estos comportamientos se ha decidido sancionar a quienes permitan a sus mascotas miccionar en paredes o portales de edificios de propiedad privada. También se quería hacer con los casos que lo hagan en el mobiliario urbano pero se ha rectificado ante la inexistencia de arbolado o parterres en algunas zonas de la ciudad.

Otra de las novedades de esta ordenanza afecta a los horarios de suelta de animales en los grandes espacios públicos señalizados, con una superficie superior a los mil metros cuadrados. A partir de ahora será desde las 21.00 horas hasta las 10.00 entre el 1 de mayo y el 31 de octubre, y de 20.00 a 10.00 del 1 de noviembre al 30 de abril.

La nueva norma también ha querido ir más allá que la ley autonómica aprobada este año en las Cortes respecto a la prohibición de uso de animales en los espectáculos públicos. Esta impedía utilizar los que fueran silvestres, y la ordenanza ahora también lo hace con los domésticos. Solo se pueden hacer en recintos privados (como las corridas de toros en la plaza de La Misericordia o las vaquillas en Pilares, que podrán seguir celebrándose) pero no en la vía publica.

Para Cubero «es la constatación de lo que ya se venía haciendo», apuntó, después de prohibir, por ejemplo, los paseos en burro en Navidad, las ocas en la cabalgata de Reyes o la cetrería en el Mercado Medieval.