El primer cumpleaños de un Gobierno se celebra tras sus primeros cien días al frente de la institución de turno. Entonces empieza el ritual porque el balance siempre es el mismo. Para el que se examina todo es revolucionario y para los examinadores, he aquí la oposición que en estos tiempos que corren suele ser un tanto destructiva, es un desastre. En el caso de Zaragoza, además, se recurre a esa frase de que «la ciudad está paralizada».

Ayer le tocó soplar las velas al alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón. En cien días pocos proyectos se pueden impulsar. Primero porque el equipo de Gobierno PP-Cs tiene que ponerse al día y trabajar para salvar sus diferencias, y segundo porque el presupuesto está prorrogado y tiene sus limitaciones, algo que ha decidido que sea así porque renunció a elaborar unos nuevos. Sí es tiempo suficiente para averiguar las intenciones de cada uno.

Lo que se ha podido comprobar hasta ahora es que al alcalde le gustan las fotos y la política de gestos. Porque en cien días los ha tenido, por ejemplo, con Brial en Averly, con Iberebro y su proyecto de Torre Village, o con Mercadona para que reconvierta el antiguo colegio de Lestonnac en un supermercado. Pero más allá de los focos, nadie podrá reprocharle al primer que no está tratando de unir lazos con otras administraciones y, sobre todo, con el sector privado porque su agenda está cargada de actos.

A GOLPE DE FLASH

Las buenas relaciones empresariales van a cambiar radicalmente la forma de gestionar el consistorio porque el actual equipo va a optar por la colaboración privada. Lo tiene que hacer, por ejemplo, si quiere llevar a cabo la reforma de La Romareda. Aunque el alcalde no para de repetir que su prioridad es «solucionar los problemas de los ciudadanos», por ahora parece que está centrando sus esfuerzos en conseguir apoyos para renovar el estadio. Y está sirviendo porque Lambán ya ha dicho que colaborará y la portavoz socialista en el ayuntamiento, Pilar Alegría, también ha confirmado su apoyo y el club está implicado. El consenso lo tiene. Solo falta el dinero, ¡casi nada!

Al hilo de las necesidades de los ciudadanos, dos de sus primeras decisiones han estado dirigidas a adecuar las aceras de la ciudad y podar aquellos árboles que más lo necesitan. Dos medidas necesarias y que sabían que tendrían una gran acogida, aunque su actuación no vaya a ser suficiente, por lo que habrá que esperar al presupuesto del 2020 para ver si se mete de lleno en dos asuntos que centraron gran parte de sus exigencias desde la oposición.

La renuncia a construir la línea 2 del tranvía no le ha generado grandes problemas y ha sabido salir airoso de esta polémica. Como también lo hizo con la restitución inmediata de la UAPO (Unidad de Apoyo Policial Operativo). También la oposición tiene mucho que ver.

La auditoría económica le está sirviendo para ir allanando el camino de lo que serán los presupuestos del 2020, en los que, según la oposición, habrá más recortes. El agujero económico de 103 millones no ha generado una gran sorpresa, por mucho que el Gobierno venda el resultado como inédito porque las arcas públicas han pasado por peores momentos. Sobre la revolución fiscal que iba a impulsar poco se puede decir, salvo que no va a suceder.

La situación no es buena, eso es cierto, y le está permitiendo a PP-Cs dejar a cero -o con unos miles de euros con los que nada se podrá hacer- proyectos que impulsó ZeC y que llevan su sello grabado a fuego, como son los presupuestos participativos, la reforma de Tenor Fleta o las ayudas para el pago de los tributos municipales.