Un total de 147 municipios de la provincia de Zaragoza tienen un acuciante problema que resolver en los próximos meses: dónde depositar su basura orgánica. Las localidades de las comarcas del Aranda, de Campo de Daroca, de Valdejalón, de Comunidad de Calatayud y de Campo de Cariñena, agrupadas hoy en el denominado consorcio número 5, podrían convertirse en los primeros en verterla a partir del 2018 en la capital aragonesa. Se sumarían a los 61 pueblos que ya lo hacen, elevando a 209 (incluyendo la capital) la cifra actual. Y hoy siguen enfrascados en hacer números, mientras la diputación provincial (DPZ) ultima el plan provincial de gestión de residuos que prevé presentar «antes del verano». A ellos y a los de la comarca de las Cinco Villas, que no tienen un problema tan urgente.

Su presión la marca la escasa capacidad disponible en el segundo vaso donde durante años han estado depositando la basura orgánica estos 147 municipios. El primero, ya lleno, tampoco está sellado. Este vertedero, ubicado en Calatayud, está a punto de colmatarse y sus responsables aseguran que antes de final de año habrá que adjudicar las obras para sellarlo. Y, ¿a partir de entonces qué?

Eso es lo que se preguntan todos. El sistema de recogida, traslado y tratamiento les ha servido durante años pero, si quieren cumplir con lo que exige Europa de cara al 2020, unas instalaciones similares ya no sirven. Hay que construir una planta como la de Zaragoza -adaptada a sus dimensiones- y es muy cara.

EVALUANDO LOS COSTES // Así que la foto de hace mes y medio del presidente provincial, Juan Antonio Sánchez Quero, estrechando su mano con el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, que abría la puerta a recibir la basura de toda la provincia en el Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos (CTRUZ). ubicado en el polígono Empresarium de La Cartuja, se les antoja como la mejor opción. Al menos eso les aconseja la DPZ, pero ellos recelan de los costes.

Sobre todo por una cuestión que aún hoy no queda clara: quién va a pagar el transporte. La institución provincial solo les ha garantizado la construcción de dos plantas de transferencia a las que trasladar la basura desde estos 147 pueblos. Pero aún no saben dónde estarán ubicadas y eso desconcierta a los municipios. Hay que tener en cuenta que en ese consorcio hay localidades como Calatayud, a más de 90 kilömetros del CTRUZ, o Cariñena, que está la mitad de distancia. Igual hasta les sale más barato llevar los residuos orgánicos directamente a Zaragoza. La capital, por su parte, tampoco aclara qué tasa les cobrará.

De hecho, la viabilidad de estas plantas de transferencia radica en dar el mejor servicio al mayor número de pueblos y eso ponerlo en el mapa es complicado. Y, si no, que se lo digan al propio consorcio número 5, que vio cómo hace años se paraba la construcción de una de estas plantas de transferencia, ubicada en La Almunia de doña Godina, después de que la empresa que explota el vertedero de Calatayud les explicara la escasa rentabilidad de hacer dos traslados, uno a esta y otro luego a la localidad bilbilitana. Así que hoy sigue inutilizada e inacabada. Con los accesos sin terminar y con pocas probabilidades de ser rescatada del olvido para darles servicio ahora.

Ahora urge aclarar quién costea el transporte desde esas plantas de transferencia a Zaragoza, dado que las localidades, quién asume su construcción, quién paga el traslado de residuos desde estas localidades a la planta intermedia. Y, sobre todo, cuántos pueblos entran en la operación. Porque en función de los que participen dependerá su viabilidad económica y el peaje para todos sus habitantes. A través de una tasa que tendrá que subir forzosamente en todos los municipios. Y algunos asumen que llegará a duplicarse o triplicarse.