El Ayuntamiento de Zaragoza y la Diputación General de Aragón (DGA) han acogido este miércoles a las familias que forman parte del proyecto de verano "Vacaciones en Paz" donde se lucha, desde hace 40 años, por mejorar las condiciones de vida de niños y niñas saharauis de Tindouf (Argelia).

Este proyecto, que está subvencionado por el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) y al que el Ayuntamiento de Zaragoza aporta 30.000 euros anuales, permite a los niños saharauis vivir lejos de su campamento de refugiados y recibir atención médica, mejorar su alimentación y cubrir sus principales carencias sin olvidar sensibilizar a los aragoneses ante tal situación.

De hecho, la aportación del Consistorio, como explican fuentes municipales en una nota de prensa, sirve para cubrir gastos de organización, desplazamientos, actividades recreativas y las revisiones y atenciones médicas con las que se palían las limitaciones de atención sanitaria que pueden disponer en los campos de refugio en los que habitualmente viven.

En concreto, la ayuda municipal permite la acogida en Zaragoza de 27 menores saharauis de los 140 que llegan a Aragón.

A la recepción de las familias y niños en el Gobierno de Aragón ha asistido el secretario general Técnico de Ciudadanía, José Antonio Jiménez; el director general de Participación Ciudadana, Raúl Oliván; el delegado saharaui en Aragón, Sidahmed Darbal y, el director gerente del IASS, Joaquín Santos, mientras que ha sido el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, el que ha presidido el acto municipal y en el que han participado también el consejero de Acción Social, Ángel Lorén, y representantes de todos los grupos municipales.

Según ha explicado Sidahmed Darbal este programa es de vital importancia y, para ello, la delegación se comporta como enlace entre las asociaciones involucradas, los niños que se reciben, las familias aragonesas que acogen a estos niños durante los meses de julio y agosto y, el Gobierno de Aragón.

Darbal ha confirmado que el mantenimiento de este programa "estrella" es una cuestión primordial porque ofrece a los niños "conocer un mundo diferente" y tener una "familia normal y corriente que va a trabajar" sin vivir de la ayuda humanitaria.

Joaquín Santos ha asegurado por su parte que el Gobierno de Aragón va a mantener este programa y ha agradecido a aquellos que se implican en el proyecto basado en la "solidaridad y apoyo a los niños y niñas" y a las familias que les dan una oportunidad.

Este verano, desde el 8 de julio hasta el 26 de agosto, los aragoneses abrirán sus casas a 138 niños escolarizados que pueden repetir experiencia y que deben tener edades comprendidas entre los 10 y 12 años, edad prorrogable hasta 14 si los menores padecen alguna enfermedad.

Todas las asociaciones que conforman el proyecto de Zaragoza, Huesca y Teruel (ARAPAZ, MPDL, ASAPS, Alouda, Lestifta y Um-Draiga) realizan actividades conjuntas con todas las familias a lo largo del verano para compartir experiencias y que los niños se reencuentren con otros niños que viven su misma experiencia.

Por su parte Pepe Díaz, padre de acogida de Hamad, ha contado cómo empezó su experiencia y es que ante la falta de una familia que recibiera a Hamad él, junto a su mujer, acudió al aeropuerto de imprevisto y sin tener esta acogida en sus planes que "es desconcertante" para el niño, sobre todo, en sus primeros días.

"Lo más importante es crear un plan de trabajo con horarios para que él sepa cuándo tiene que hacer las tareas y cuándo puede ver la tele", ha explicado en respuesta a las diferencias entre las rutinas diarias de ambos países donde ahora tiene cabida el aprendizaje y el sueño de Hamad "de ser médico".

Este padre ha expresado que la acogida "le ha salido del corazón" y ha criticado que "deberían ser menos políticos" estos detalles para que hubiera más familias que acogieran a niños y se "tuvieran solo en cuenta los valores de amor, ternura y solidaridad que hay en nuestro país".