Zaragoza necesitaría de una superficie 30 veces mayor para que los zaragozanos vivieran dentro de sus límites de sostenibilidad, es decir, de equilibrio entre la producción de los distintos recursos y la asunción de los residuos generados. Así lo expuso ayer la concejal de Medio Ambiente, Lola Campos, y el jefe de la Agenda Local 21, Javier Celma, basándose en los resultados del proyecto fin de carrera presentado por Teresa Artigas, y que conforman la huella ecológica de Zaragoza.

"Los datos confirman que el nivel de desgaste de los recursos de los zaragozanos está muy por encima de la media mundial, y de ahí el déficit ecológico", afirma Teresa Artigas.

Lo que se denomina huella ecológica se define como "el área biológicamente productivo necesaria para obtener los recursos utilizados y asumir los residuos generados por una población". Y la huella ecológica de Zaragoza es, no obstante, inferior a la media española.

Para obtener los datos, en Zaragoza se ha trabajado con cinco bloques, como son la alimentación, la vivienda, los servicios, la movilidad o transporte y los bienes de consumo. Y cada actividad lleva consigo diferentes usos de la tierra desde el punto de vista biológico.

A nivel internacional, se ha fijado que la cantidad de tierra que cada habitante gasta para vivir dentro de los límites biofísicos del planeta es de 1,90 hectáreas. Y, según este estudio, se ha cifrado en 4,25 hectáreas la huella ecológica. "Por ello, cada zaragozano provoca un déficit ecológico de 2,35 hectáreas".

Para reconducir esta situación, las recomendaciones apuntan a reducir los consumos, reutilizar y reciclar cada día. Disminuir el consumo energético y favorecer políticas de eficiencia energética y energías renovables es una apuesta, pero también la del consumo responsable de cada zaragozano.