Zaragoza ya cuenta con dos aparcamientos específicos, con candados fijos, para patinetes eléctricos y bicicletas. Y la novedad de estos estacionamientos no es solo que tranquilizan a los usuarios porque cuentan con cámara de vigilancia y mecanismos de seguridad, sino que tienen también con un sistema que permite cargar las baterías de estos vehículos de movilidad personal, cada vez más extendidos por la ciudad.

El promotor de esta iniciativa es una empresa local llamada Zicler y creada por Francisco Lana. El primero de los dos estacionamientos se instaló a principios de marzo y se encuentra en la plaza San Francisco, mientras que el segundo, montado hace tan solo dos semanas, está en la plaza Aragón. La previsión de la compañía a corto plazo es poner un tercer aparcamiento, este en suelo privado, en el World Trade Center de Zaragoza. Y en el futuro quieren extender esta red y que haya hasta 15 en toda la ciudad.

Por el momento, Zicler ha acordado con el Ayuntamiento de Zaragoza formar parte de una prueba piloto para estudiar cómo funcionan estos estacionamientos y comprobar si la demanda de los mismos es real. «Vamos a estar cuatro meses de pruebas y, a partir de ahí, realizaremos un estudio con los datos que obtengamos y el ayuntamiento tendrá que licitar el servicio», explica el promotor de esta iniciativa, Francisco Lana, que apunta que fue tan solo hace un año cuando comenzó a trabajar en el proyecto. En doce meses, y con pandemia de por medio, ya ha conseguido que dos de sus estaciones estén habilitadas.

Para utilizarlas hay que descargarse la aplicación móvil de Zicler y, solo por el momento, aparcar en una de estas plazas es gratuito. No obstante, solo pueden usar estos párkings las personas que ya estén registradas, que son ya casi 200 en tan solo tres semanas. «En el futuro hemos pensado que costarán 0,60 euros cada hora», dice Lana.

Los estacionamientos cuentan con un total de 16 plazas, diez para patinetes y seis para bicicletas. «Según observemos la demanda, si la gente busca más huecos para patinetes o para bicis, lo ajustaremos, porque el montaje es modular y se pueden intercambiar piezas», explica Lana. La idea le surgió por pura necesidad dado que él mismo, usuario de patinete eléctrico, no sabía nunca donde guardar su vehículo cuando se desplazaba a comprar, por ejemplo. «Tenía que entrar al supermercado con el patín e ir con él por los pasillos. No era útil», ríe.

Con seguro antirrobos

Las plazas en estos aparcamientos, asimismo, se pueden reservar a través de la aplicación móvil. «El objetivo es facilitarles las cosas a los usuarios de los patinetes. Que sea fácil, seguro y barato, además de sostenible», cuenta el fundador de la compañía. Así, los estudiantes universitarios, por ejemplo, podrán confirmar antes de salir de casa que van a tener plaza para aparcar su patinete antes de llegar al campus de San Francisco. Y el vehículo podrá permanecer todo el día sin riesgo de ser robado. Los estacionamientos, además de candados y cámaras de vigilancia, tienen un seguro privado que cubre a los usuarios en caso de que algún ladrón consiga hacerse con algún vehículo.

Además de ser una idea nacida en Zaragoza, el 95% de los componentes, tangibles e intangibles (el software) son aragoneses. El objetivo de Zicler es también que las estaciones sean sostenibles y autosuficientes. Las dos que ya hay instaladas se sirven de la red de suministro eléctrico de la ciudad para funcionar, pero para las próximas se pretende que se basten con paneles solares, dado el gasto es similar «al de un secador de pelo», asegura Francisco Lana.