El Ayuntamiento de Zaragoza se plantea instalar medidores en los carriles bici para conocer su demanda real ya que, hasta ahora, tan solo se estima que alrededor del 3% de los desplazamientos se hace sobre las dos ruedas.

Es una de las medidas que se plantean los técnicos de Movilidad y que se expuso ayer durante la comisión ejecutiva del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS).

Por ahora se ha descartado el cable negro que se instala en las calzadas ya que podría desestabilizar a los ciclistas, por lo que se está estudiando un nuevo método cuya banda estaría soterrada y detectaría el paso de la bici.

Ayer se presentó el diagnóstico de la movilidad en la ciudad. Si se cumplen los plazos, este nuevo plan, que ya acumula retraso, estará listo antes del inicio del verano. El próximo mes, los grupos recibirán el informe definitivo de la consultora y, una vez avalado por los mismos, se iniciará un proceso participativo para que los zaragozanos puedan aportar medidas y sugerencias a un proyecto que va a marcar un antes y un después en la movilidad de la ciudad.

Entre los aspectos que aún se tienen que trabajar destaca, por ejemplo, la intermodalidad o el desarrollo de la red de cercanías.

También hay que terminar de definir cuáles serán las vías principales y secundarias para poder retomar el debate de la peatonalización en el centro.