El pleno del Ayuntamiento de Zaragoza vivió ayer una nueva bronca a propósito de la polémica de las sociedades municipales. Han pasado tres meses desde aquel 9 de febrero en que el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) decidió echar a toda la oposición de la toma de decisiones en los consejos de administración y el paso del tiempo empieza a hacer mella. Lejos de aliviarse, dio una vuelta de tuerca más, después de que el concejal Pablo Muñoz, portavoz de ZeC, anunciara que ha decidido pedir «amparo judicial» a los tribunales por levantar el «bloqueo» de las cuentas decidido por el propio pleno el pasado mes de marzo, por el «perjuicio a terceros» que estaba causando.

La semana pasada así lo solicitó en el contencioso administrativo, al que pidió anular la decisión del pleno del 8 de marzo que obligaba a retener todos los créditos a transferir a las sociedades. No se podría gastar sin el beneplácito del pleno, pero según ZeC, «hay pagos que no se están pudiendo hacer», afectando a numerosas entidades y empresas. Pero lo hacía público en la sesión en la que se iba a aprobar la segunda reprobación de toda la oposición al alcalde Pedro Santisteve y de su equipo, precisamente por no haber cumplido aquel mandato plenario y ni siquiera haber encargado los informes preceptivos para hacerlo.

SESIÓN

Antes de que el edil de ZeC tomara la palabra, todo avanzaba con normalidad: PSOE, CHA y Ciudadanos recrimaban el autoritarismo de ZeC, su desprecio a la democracia, sus amenazas por las no asistencias a los patronatos... Una reprobación de manual, fácil de conseguir. Pero Muñoz lo cambió todo y encendió la mecha con consecuencias imprevistas. Sobre todo por la deriva que adquirió, hacia un encontronazo de los de antes entre el PP y el PSOE municipal, en el que el líder conservador Jorge Azcón acusó de este caos institucional al secretario general de los socialistas en Aragón y presidente de la comunidad, Javier Lambán, porque en esta situación «solo cabe la moción de censura» y que, afirmó, «no se presenta porque no quiere». Y también por el alcalde Pedro Santisteve, al que llamó «cobarde» por no someterse a una cuestión de confianza y conformarse «con arrastrarse por los pasillos».

«Si no hay moción de confianza es porque son torpes hasta para defenderse», le dijo Azcón, quien le invitó a disfrutar del «año de gloria» que le queda, «de coche oficial, protocolo y algún viaje más». Es lo que proporciona la izquierda, que «se echa las entidades sociales a la cara y luego aprueban el presupuesto o, la semana que viene, a qué dedicar el remanente». Por eso instó al PSOE a la «autocrítica» porque no se irá «de rositas». «Qué pena que el PP intente meter un triple en el último momento. Qué mal tiene que estar Beamonte para que saque a Lambán en este debate». Así respondió el socialista Carlos Pérez Anadón a Azcón, mientras recriminó a ZeC la pérdida de «credibilidad» para negociar nada, su utilización de la ley de capitalidad «de forma espuria» para justificar un golpe en las sociedades «solo para echar a los gerentes y montar un pollo en el Auditorio».

Para Muñoz «no existe una quiebra de confianza». Retó a Azcón a presentar él la moción de censura, «a ver si tiene tantos apoyos como cree, no vaya a ser que sea la última vez que pueda hacerlo». Al PSOE le instó a rectificar, porque «por darle una patada en el trasero al Gobierno, se la están dando a toda la ciudad».