La normalidad vuelve poco a poco a las comarcas zaragozanas que el pasado martes se vieron afectadas por una cadena de trombas de agua que dejaron un rastro de bajos inundados, calles cubiertas de barro y caminos impracticables.

En lugares como Brea, que resultó especialmente afectada por las tormentas, Calatayud, Borja y Tarazona, los servicios municipales se afanaban ayer por retirar la tierra arrastrada por los barrancos desbordados y desatascar las alcantarillas.

Raúl Gracia, alcalde de Brea, señaló que todavía no se ha terminado la evaluación de los daños causados por la tormenta, que dejó 60 litros por metro cuadrado en media hora. En este municipio, resultaron afectadas 16 casas con problemas de inundación. Asimismo, sufrió la red de abastecimiento, que se cegó en algunas puntos debido a la acumulación de lodo.

Además, se vieron muy afectados los caminos de toda la comarca del Aranda y en algunos puntos los muros cedieron al reblandecerse el terreno. La pista sin asfaltar que une Illueca con Mesones de Isuela, por ejemplo, quedó impracticable incluso para los vehículos todoterreno. Se da la circunstancia de que este camino fue arreglado recientemente con fondos de la Diputación Provincial de Zaragoza.

INFRAESTRUCTURAS

Por otro lado, la localidad de Calatayud recuperó ayer la normalidad tras las fuertes tormentas, que dejaron 37,6 litros por metro cuadrado, 13 de los cuales cayeron en 15 minutos y provocaron inundaciones en las calles más bajas de la localidad, según informó Efe.

La concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Calatayud, Mercedes Sarrate, explicó que durante un tiempo hubo gran cantidad de agua en muchas calles debido a la fuerte tormenta, «pero las infraestructuras reaccionaron correctamente y la normalidad se restableció de forma rápida».

La empresa concesionaria del servicio de aguas, Aquara, se ocupó de la apertura de algunos imbornales para evacuar el agua con la mayor rapidez.

En Borja, otra de las poblaciones que sintió con más fuerza el efecto de las trombas, se procedió ayer asimismo a reparar los daños causados por el agua en distintos puntos de su término.

Capítulo aparte forman las carreteras. En el Aranda, se vio afectada la variante de Brea, donde el agua de los barrancos provocó el deslizamiento de un talud que cortó la calzada.

En el día de ayer, este punto quedó totalmente expedito, si bien nada más ocurrir el episodio de lluvia torrencial ya se habían retirado las piedras y el barro que impedían el paso de vehículos.

Por otro lado, los sindicatos agrarios están realizando una evaluación para ver el efecto de las tormentas en cultivos como la vid y determinados frutales. Las últimas lluvias, por lo general, han sido bien recibidas en varias comarcas a causa de la prolongada sequía que amenaza al agro aragonés desde que empezó el actual año climático.

Por otro lado, en la tarde de ayer se registraron tormentas en varios puntos de la comunidad aragonesa. Especialmente intensas fueron las que descargaron en el Bajo Aragón (hasta 35 litros en algunos puntos), si bien fuentes oficiales manifestaron que no habían producido daños más allá de las habituales riadas en determinadas calles al no ser las alcantarillas capaces de absorber todo el agua caída en minutos.