Con un partido espléndido en toda los sentidos, pleno de acierto y determinación, que dejó para la retina un triunfo rotundo frente a Turquía (77-104), un bloque de la clase media-alta del Eurobásquet, España disipó el poso de dudas que dejó su derrota en el estreno frente a Serbia. La selección de Scariolo encendió la luz y su imagen lució radiante, con todos los atributos que se le intuyen a un equipo solvente. El liderazgo de Gasol salió a relucir, como era de esperar.

Pero, sobre todo, aparecieron hombres importantes como Reyes, Rudy y Mirotic que deben ser el ancla de arrastre del equipo, y otros, como San Emeterio y Sergio Rodríguez, con recursos suficientes para sumar. Eso dibuja un escenario más esperanzador para afrontar las tres jornadas que restan del grupo, que hoy vivirá un día de descanso, empezando por el partido del martes frente a Italia.

Cinco minutos tardó España en igualar los tres triples de su debut, un debut aciago en el tiro (3 de 19). Pero menos, mucho menos, tardó en meterse en el partido. Llull y Mirotic, dos de los jugadores a los que se les pide más protagonismo, fueron los primeros en dar un paso adelante. Les siguieron Gasol y también Reyes, en cuanto saltó a la pista, dando una lección de dominio escénico.

También mejoró el equipo, con la novedad de Ribas por Sergio Rodríguez como titular, en su determinación defensiva. Presionados por la derrota ante Serbia, pero también por el deseo de reparar su imagen y mostrar su ambición, los jugadores de Scariolo se emplearon con intensidad, decididos a no complicarse la vida ante Turquía . A pesar de las dos rápidas faltas personales de Rudy, el guion se adaptó a la perfección a lo diseñado por el cuerpo técnico, porque San Emeterio, su relevo, entró enchufado, y con el viento de cara, el seleccionador español pudo mover el banquillo y hacer las rotaciones que se echaron de menos en la primera jornada. Todos aportaron, que es lo que necesita una selección que llegó a Berlín algo limitada de talento por las bajas, pero con el hambre intacta.

ROTACIÓN

Turquía, que es un equipo no exento de calidad, pero imprevisible, logró dar algo de réplica a la selección mientras pudo mantener el aire de sus titulares. Con un quinteto con el nacionalizado Bobby Dixon, rebautizado como Ali Muhammed por la leyenda del boxeo, con el exazulgrana Ilyasova, ahora en los Pistons, con Erden y el talento del joven Cedi Osman, además del veterano Güler, puede dar réplica a cualquiera. Pero es un equipo que pierde fuelle cuando mira hacia el banquillo.

En realidad, eso fue lo que sucedió. Aguantó Turquía en el primer cuarto (24-18), pero vio cómo la estela de España se iba perdiendo en la distancia en cuanto el técnico Ergin Ataman empezó con los cambios, lo que llevó a que el margen creciera para la selección, con ventajas que se establecieron por encima de los 20 puntos (38-54 al descanso). La confianza del equipo español creció, además, porque el punto de mira de los tiradores no tuvo nada que ver con lo que sucedió 24 horas antes. Hasta ocho jugadores sumaron algún triple para situar su porcentaje casi en un 60% (12 de 21), números que llevaron a Turquía a la desesperación durante muchas fases del choque.

Lo mejor es que a pesar de la mayor parte del trabajo hecho, España no bajó el pistón en el tramo final del encuentro. Corrió como le gusta hacer y acabó por darle minutos a descanso a los suplentes (Hernangómez, Vives, Aguilar, Claver) y descanso a los jugadores titulares, algo que les vendrá de perlas para los próximos partidos.