El Real Madrid intentará batir al Maccabi Electra de Tel Aviv en la final de la Euroliga (20.00 horas) que se disputará en el Mediolanum de Milán y levantar un título que confirmaría definitivamente su retorno a la élite europea. Tras caer en la final de Londres del año pasado ante el Olympiacos griego, el equipo español repite final, de nuevo tras batir al eterno rival, el Barcelona, en semifinales.

Los madridistas, que suman ya sesenta victorias esta temporada, se asoman a su decimosexta final europea, la tercera en el formato de Final Four (fueron campeones en la de Zaragoza 1995) en seis participaciones. De ganarla, lograrían su novena Copa de Europa, refrendando su condición de club más laureado del viejo continente.

Enfrente tendrá al Maccabi, un conjunto que ha ido superando con dificultad fases en la competición hasta clasificarse, contra pronóstico, para esta final. El israelí es un equipo tan irregular como sorprendente, con una baloncesto poco ortodoxo, sin ningún jugador de primera línea, que vive de la inspiración de jugadores como Ricky Hickman o el propio Rice en los duelos de uno contra uno, la racha de Blu desde la línea de 6,75 y la casta de hombres como Alex Tyus y Sofoklis Schortsanitis en la pintura.

Con doce participaciones en Fases Finales, el conjunto israelí busca su quinto cetro europeo, después de los éxitos de Tel Aviv 2004 y Moscú 2005. Aunque el Real Madrid es el favorito, el Maccabi contará con el factor cancha a favor, pues la marea amarilla abarrotará el Mediolanum Forum milanista.

Como aperitivo a la final, CSKA de Moscú y Barcelona disputarán (17.00 horas) el partido por el tercer y cuarto puesto. El encuentro que nadie quiere jugar y que, en esta ocasión, resultará especialmente doloroso para ambos. El conjunto moscovita dejó ayer escapar una ventaja de quince puntos para acabar cayendo en la última jugada del partido, mientras que el Barça fue humillado por el eterno rival, en la derrota más abultada que ha sufrido jamás en esta competición.