--¿Es cierto que había pensado dejar el balonmano?

--Sí. En diciembre nos estalló la situación, se marcharon varios compañeros y nos quedamos con un equipo en cuadro y una expectativa de segunda vuelta muy dura. En ese punto, más de uno meditamos seriamente la opción de la retirada, dado que tampoco nos apetecía movernos de Zaragoza. Yo estoy de profe en la Universidad, trabajo de fisioterapeuta y mi mujer también trabaja aquí. Era difícil pensar en salir.

--¿Cómo salió de ahí?

--En lugar de venirnos abajo, el equipo sacó energías de no sé dónde y, como dice el Cholo, a base de trabajo y de esconder nuestras carencias, logramos salvar la categoría con varias jornadas de antelación. Creo que ahí me picó el gusanillo de seguir compitiendo. En mi familia me animaron a seguir un año más, en el club y en la Universidad me permiten compaginarlo y decidí seguir. Aunque solo sea como con las novias, para que no digan que te deja ella a ti, sino que la dejas tú.

--¿Puede confirmar que jugará en el Balonmano Huesca?

--Lo tienen que hacer oficial, pero tampoco hay muchos clubs a los que te puedas acercar en coche todos los días.

--¿Se había imaginado volver a jugar competiciones europeas?

--No. Las últimas dos temporadas en Europa casi no las hemos disfrutado porque, por unas razones u otras, hemos caído en primera ronda. Y casi hay que dar las gracias porque habría sido meterse en más gastos. Es un estímulo más volver a estos partidos europeos que tienen otro color y terminar con otro sabor de boca.

--¿Cuánto ha cambiado el Balonmano Aragón desde que llegó en el 2006?

--Cuando llegué el proyecto estaba naciendo, logramos un ascenso rápido y tocamos la gloria con la punta de los dedos en la final de la EHF. Los últimos años han sido más dramáticos, pero incluso en los peores momentos hemos sacado lo bueno. Quizá algunos de los mejores momentos en el vestuario hayan sido en las dos últimas temporadas. La segunda vuelta de este año es lo mejor que hemos hecho como grupo, hemos vivido grandes episodios deportivos y humanos.

--¿No le ha echado la bronca Sorli por dejarlo solo?

--Pues un poquito sí. Con Amadeo tengo una amistad que va más allá del balonmano hace años. Ha sido mi compañero de habitación, de pádel, de cañas... Va ser muy duro para los dos separarnos. Ya nos habíamos hecho a la idea de quedarnos solos, pero él respeta la decisión. Aunque alguna mirada de reprobación me ha caído (risas).

--¿Qué análisis hace de sus ocho temporadas en Zaragoza?

--A toro pasado, es un poco contradictorio. Cuando menos medios hemos tenido y mayores dificultades ha tenido el club, es cuando más se ha superado a sí mismo. Sin embargo, en años de bonanza me he quedado con la sensación de que no llegábamos a nuestro tope. Vivimos un poco por encima de nuestras posibilidades y te das cuenta de que igual lo que hacía falta era exprimir lo que teníamos.

--¿Pudieron percibir lo que se venía encima?

--Es complicado juzgar cuando estás dentro. De unos años hacia aquí lo hemos ido barruntando todos. Han ido cambiado los dirigentes y heredando problemas anteriores, pero quizá nunca se hayan tomado las riendas de una forma firme para dar viabilidad al proyecto. Cuando hemos querido reaccionar, no sabemos si estaremos a tiempo de darle viabilidad al proyecto.

--¿No lo tiene claro?

--Ni yo ni nadie tiene clara la viabilidad del club. A nivel de capital humano está clara su solvencia. Hay muy buenas personas y se merecen que el club siga adelante, pero no sé si con eso será suficiente para sacarlo adelante. Desde luego, sería una pena ahora que se ha visto también que hay cantera, pero a todos nos queda la duda de si se habrá reaccionado demasiado tarde.

--¿Se queda a vivir en Zaragoza?

--Sí. Era condición sine qua non para seguir jugando a balonmano poder compaginarlo con la Universidad y la fisioterapia.

--¿Cuántos goles le ha computado su hermano?

--En la última clasificación que sacaron ya me avisó mi hermano de que me habían puesto seis de más (risas). Mi mujer cuenta 1.380 en total, algo más de mil en Zaragoza en todas las competiciones. Pero no crea que me gusta mucho eso de los goles. Si no, acabas como Cristiano, peleando por el Balón de Oro y celebrando tú solo tus goles. Yo soy más de equipo.

--¿Los momentos más mágicos fueron aquellos años de la EHF?

--Los que más disfruté fueron los que tuve a Mariano a mi lado como jugador. Era un asistente de lujo. Siempre sabías que no te iban a faltar balones buenísimos. Alrededor de Mariano crecía la hierba. Y ese espíritu es el que luego ha intentado transmitir como entrenador. Muchos laterales que han pasado por él se han catapultado a la selección española o a grandes Ligas europeas.

--¿No le va a dar mucha pena ver jugar al Balonmano Aragón sin estar en la cancha?

--Ahora mismo me supondría una alegría enorme solo volver a verlo jugar. Si lo viera, seguramente al momento miraría a ver dónde está el 21, eso sí.

--¿Por qué no ha llegado a jugar en la selección?

--No sé. Me hubiera gustado mucho, y en algunos momentos sé que he estado muy próximo. Repasando la clasificación de máximos goleadores, soy el único de los 50 primeros que nunca ha estado. También es cierto que han estado a un nivel enorme, que han ganado dos Mundiales y que ha habido grandes jugadores en mi puesto, como Rocas, Víctor Tomás o Parrondo. No me siento ni mejor ni peor que ellos, pero entiendo que, una vez que construyes tu equipo, no cambias lo que funciona. Y ellos han funcionado a las mil maravillas.