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Apenas hemos entrado en el nuevo año y el frío típico de estas fechas ha puesto bajo cero los termómetros de media España, con nieve incluso en algunas grandes ciudades y en las montañas a cotas muy bajas.

Pero esta situación, que para muchos supone frío e incomodidades en los desplazamientos, se convierte en una gran noticia para los niños y, sobre todo para los amantes de la práctica del esquí, el snowboard y otros deportes de invierno.

En España existen más de 1.000 kilómetros de pistas para esquiar, así que “el mal tiempo” va a permitir que acudamos a la mayoría de las estaciones de esquí, donde la práctica deportiva con nieve también estará sometida a las medidas sanitarias anti Covid-19.

Para facilitar las cosas a los amantes de estos deportes, la Asociación Turística de Estaciones de Esquí de Montaña (ATUDEM) y la Asociación Catalana de Estaciones de Esquí y Actividades de Montaña (ACEM), ha elaborada una guía muy práctica sobre como desenvolverse en una estación de montaña sin riesgo a contagiar ni contagiarse.

Entre las ventajas que ofrece la práctica del esquí en tiempos de coronavirus es que es un deporte individual que se realiza al aire libre. Además, el tamaño de los esquís facilita, y mucho, el mantenerse alejado de las personas que nos rodean.

A pesar de ello, la guía recuerda la necesidad de mantener la distancia física obligatoria en todas las zonas donde se pudieran producir aglomeraciones (zonas de espera de acceso a los remontes, clases, zonas de alquiler de equipos o establecimientos de restauración). Y por supuesto, llevar puesta la mascarilla siempre.

Pero como todo no es Covid- 19, si pensamos que subir a la nieve a practicar deporte es una buena opción para pasar estos días de vacaciones, tal vez sería bueno escuchar los consejos de los traumatólogos para no acabar lesionados.

Para evitar sufrir las lesiones más típicas del deporte de invierno (rodilla, dedo del esquiador, etc) la Sociedad Española de Traumatología del Deporte (SETRADE) ofrece una seria de recomendaciones.

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Antes de ponerse los esquís lo primero es estar en buena forma física. Y si has practicado algún deporte durante el resto del año, tu cuerpo estará preparado para afrontar cualquier descenso.

En especial, es importante haber realizado ejercicios en los que estén implicadas las articulaciones, la columna vertebral y las extremidades.

Los más expertos no lo necesitarán, pero si vas a esquiar por primera vez no te la juegues. Tomar unas clases con un monitor especializado te ayudará a prepararte y a dominar la técnica.

Por supuesto, el equipo de esquí debe ser el adecuado y estar en perfectas condiciones. Asegúrate de que las fijaciones están bien reguladas y no olvides las gafas de sol. El sol y la nieve pueden ser una mala combinación y provocar lesiones oculares.

Y por último, antes de ponerse la mascarilla hay que aplicarse una protección solar potente para evitar quemaduras en la piel.

Con todo el equipamiento a punto, tenemos que calentar. Cualquier ejercicio que ejercite la flexibilidad articular es conveniente, como por ejemplo realizar movimientos circulares con los tobillos, rodillas y caderas.

A la rotación de las articulaciones, le sumaremos estiramientos del tronco, brazos, cuello y, fundamental, las muñecas.

Y una vez que estemos bien pertrechados, tengamos el equipamiento a punto y hayamos calentado, con las gafas de sol y la crema en la cara, pues ya podemos lanzarnos a las pistas. Eso sí, siempre con un ojo puesto en los demás esquiadores. Cualquier despiste puede provocar una colisión y, en consecuencia, una lesión.

No olvides parar cuando notes los primeros síntomas de cansancio. Forzar el cuerpo a seguir esquiando puede afectar a la técnica y provocar una caída.

Y aunque con los toques de queda establecidos en todas las comunidades el ocio nocturno está muy limitado, no olvides descansar lo suficiente. Demasiadas lesiones se producen por la fatiga que causa la falta de sueño.