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En España nacen cada año 1.000 niños antes de la semana 28 de gestación. Estamos hablando de 11 semanas antes del completo desarrollo del bebé en el vientre de su madre.

Las tasas de supervivencia de estos prematuros se han incrementado mucho en los últimos años gracias a las mejoras en el seguimiento de la mujer durante el embarazo, así como los avances médicos que permiten atender a estos niños.

A pesar de ello, muchos de estos bebés deben enfrentarse a secuelas derivadas del parto pretérmino, como la displasia broncopulmonar. Los especialistas determinan esta patología cuando un bebé necesita ayuda para respirar durante más de 28 días después de su nacimiento.

Esta ayuda exterior da todas las pistas para saber que el desarrollo pulmonar del niño no es el adecuado para respirar por sí solo. Se trata de una enfermedad crónica que puede condicionar alteraciones en la función pulmonar a largo plazo.

Según el Registro Nacional de Displasia Broncopulmonar, el 96% de los casos de esta patología se producen precisamente entre los prematuros con una edad gestacional media de 27 semanas.

Y es que en los últimos años las cifras de bebés prematuros no han dejado de aumentar. ¿Las razones? Son muchas, pero entre las más destacadas será el incremento de la edad de las madres, el estrés, la contaminación, además de el incremento de la prevalencia de enfermedades como la hipertensión o la diabetes.

A esto se suma el incremento en la supervivencia de los niños que nacen de forma prematura, aunque cada vez los casos son menos graves.

La estancia media hospitalaria de estos prematuros es de casi tres meses (88 días) y la mortalidad en el ingreso del 2,5%. Y un dato más, cuanto más adelanta el bebé su nacimiento, más altas son las probabilidades de que el pequeño padezca displasia broncopulmonar.

Tal y como señalan los expertos, la displasia va mejorando a medida que el niño va alcanzando un mayor grado de madurez pulmonar. Pero para conseguir esto, es necesario la implicación de los padres para que los hábitos saludables rodeen al pequeño, evitando también exposición nociva que pueda empeorar la función pulmonar o empeorar su desarrollo.

Con el objetivo de ayudar a los padres y madres en esta difícil tarea, el Grupo Español de Investigación en Displasia Broncopulmonar (GEIDIS), han elaborado un manual práctico en el que recoge algunas recomendaciones para favorecer la evolución del niño una vez que ya ha recibido el alta hospitalaria.

Entre las recomendaciones, la primera está relacionada con la importancia de la lactancia materna para estos niños. Si se ha conseguido mantener la lactancia materna hasta el día del alta, ya sea de forma exclusiva o mixta, lo aconsejable es prolongarla todo lo posible.

También es muy importante evitar al máximo la exposición a factores ambientales nocivos como la contaminación ambiental, el humo de tabaco y las infecciones. De hecho, los especialistas recomiendan que, siempre que sea posible, estos niños no acudan a guardería antes de los 2 años. Su sistema respiratorio está peor preparado para enfrentarse a las infecciones respiratorias tan comunes en estos entornos.

Y por supuesto, mucha higiene de manos, ahora en plena pandemia más si cabe.