El «Covid persistente», una dolencia tan extendida como misteriosa y que tan poco hemos tenido en cuenta en nuestro país durante todos estos meses, se ha convertido ahora en una de las grandes preocupaciones mundiales alrededor de esta pandemia que sigue sin dar tregua.

Tanto que el parlamento americano acaba de aprobar más de mil millones de dólares para su investigación, y el Sistema de salud americano (NIH) ya ha bautizado la dolencia como «PASC». Un acrónimo de las palabras en inglés de «Secuelas Post Agudas de la Infección por SARS-CoV-2».

¿Quiénes son los enfermos de PASC?

Se considera que sufren «PASC» las personas que han sido infectadas con el virus COVID-19 y continúan presentando síntomas durante 28 días o más.

Pero esta evolución de la enfermedad no es necesariamente inmediata, y en muchos casos aparece incluso semanas después de que se dé por terminada la infección por SARS-CoV-2.

Además, los efectos pueden mantenerse hasta muchos meses después y pueden ser tan serios como para impedir a las personas su vuelta a la vida normal.

Las últimas investigaciones mantienen que ésta nueva enfermedad puede afectar a 1 de cada 5 personas que han pasado la Covid.

Más concretamente, el director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE UU, Francis Collins, explicó que un estudio fiable ha determinado que 9 meses después de la infección por SARS-CoV-2, un tercio de los pacientes todavía reportaban síntomas.

Y si tenemos en cuenta que ya se han diagnosticado más de 115 millones de infecciones por COVID-19 en todo el mundo, la cantidad de personas afectadas por «Covid Persistente» podría ser enorme.

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Cuanto más leve lo hayan pasado, peor

Investigaciones realizadas en Reino Unido y en EE UU coinciden en afirmar que las personas que pasaron el coronavirus de una manera más suave, con menos síntomas y sin necesidad de ser hospitalizados, pueden estar sufriendo hoy un «Covid persistente», ahora llamado «PASC» mucho peor que quienes estuvieron más graves.

La situación es tan seria que países como Francia, Alemania, Bélgica y Dinamarca ya han reconocido formalmente al «Covid persistente» como una enfermedad profesional. Y en Reino Unido hay una fuerte presión para que el gobierno tome la misma decisión.

«PASC», tan real como desconocido

El gran problema, como recoge la prestigiosa revista Nature en palabras de Steven Deeks, médico e investigador de enfermedades infecciosas de la Universidad de California, es que «aparte del consenso general de que el fenómeno es real, lo único que realmente sabemos son las preguntas».

Por eso, el 23 de febrero, los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. (NIH) anunciaron una inversión de más de mil millones de dólares para investigar durante cuatro años la «Covid persistente», que incluye síntomas tan variados como fatiga, fiebre y dificultad para respirar, así como afecciones neurológicas como ansiedad y depresión, e incapacidad para concentrarse.

Concretamente incluirían en una lista de síntomas, los siguientes:

  • Fatiga
  • Fiebre
  • Cansancio crónico
  • ‘Niebla mental’
  • Disnea
  • Frecuencia cardíaca elevada
  • Pérdida del gusto
  • Pérdida del olfato o percibir extraños olores
  • Dolores de cabeza
  • Piernas débiles
  • Insomnio
  • Problemas renales
  • Dificultades de movilidad
  • Dolores musculares
  • Ansiedad
  • Depresión
  • Incapacidad para concentrarse...

En estas investigaciones que ya están en marcha se hará un intenso seguimiento de pacientes, y en un proyecto separado registrarán los efectos de COVID-19 en varios sistemas de órganos mediante la recopilación de pruebas de autopsias.

Este tipo de análisis ya ha mostrado hasta ahora que la enfermedad puede destruir tejido en los pulmones, así como otros órganos. Pero los investigadores necesitan información más detallada.

Por eso los NIH albergarán un banco de bioespecímenes como sangre, orina, heces y líquido cefalorraquídeo de personas con PASC, abierto para que los investigadores puedan acceder a las muestras con el objetivo de informar estudios futuros.