El Príncipe Felipe vuelve a cobrar sentido con las gradas con público. Este martes la afición debutó en esta temporada, no había estado en un partido del Casademont de Liga Endesa desde el curso pasado, antes del confinamiento por el coronavirus. Ha tenido la posibilidad acudir a algunas citas de la Liga Femenina, pero hasta ahora no había podido ver en persona al cuadro de Sergio Hernández. Jugadores como Wiley o Harris aún no habían disfrutado de la marea roja, y ahora ya lo pudieron hacer, aunque en una pequeña dosis.

Fueron 300 abonados los que pudieron sentarse en su correspondiente butaca. Jorge Estrada esperaba en la entrada al pabellón más de media hora antes de que empezase el encuentro. «Había ganas de ver un partido en directo», aseguró y, por eso mismo, recuerda que «cuando dijeron que se podía solicitar la entrada no hizo falta pensar mucho». En ese momento tenía el ordenador encendido y lo solicitó. Además, para él fue fácil decidir entre los dos partidos de la Basketball Champions League, pues al de mañana jueves no podría haber acudido.

Lo mismo les pasó a José Javier Gómez y a su hijo, Lucas, que llevaban «súper nerviosos» desde el lunes cuando salió la noticia de que podrían acudir. «Cuando salieron las entradas no me lo esperaba, aunque sabía que en Tenerife ya habían podido ir», explicó el padre, y añadió que aunque vio el sorteo en directo no se enteró de que les había tocado estar entre los 300 que podrían acudir hasta que el club le mandó el email

Todos los que se concentraban a las puertas del Príncipe Felipe en la tarde de ayer tenían ganas de regresar. Y, sobre todo, dada la situación que vive el equipo, con una mala racha en las últimas semanas. Precisamente Lucas, el hijo de José Javier, aseguró que lo que les falta a los jugadores es «mucho ánimo de los fans». Antonio y su hija Jimena opinaron en el mismo sentido. El padre afirmó que está «seguro» de que la afición es «un apoyo». «Nos van a ver en la grada animando, seremos pocos pero ruidosos», apostilló.

A presionar

También Jorge Estrada se mostró confiado de que el público se notara, ya fuese «para apoyar en los buenos momentos o para presionar en los malos, para que aprieten». Y así fue. Cuando en el primer cuarto al equipo le costó centrarse en defensa, la marea roja animó. Hacían ruido a pesar de no poder cantar, llevaban aplaudidores y, los hinchas, incluso un bombo para hacerse oír.

Teresa Puértolas acudió acompañada de su hija Julia y su marido Luis. Esta aseguró que aunque fuesen pocos se harían «notar». Aunque Luis recalcó que las condiciones tampoco son las deseadas: «Dicen que uno no se puede poner de pie, ni comer, yo no me he leído esto (señalando el manual covid), pero eso es lo que dicen», reclamó. Pero la afición se adaptó a las circunstancias y supo cómo animar al equipo bufandeando.

Esta familia también explicó que, dada la insistencia de la niña, no se han «perdido ningún partido», los han visto todos en la televisión. Otro aficionado, Pablo Ballarín, confesó por el contrario que él se había «desconectado» algo del equipo por la dinámica de los últimos partidos. Pero no por no poder venir a verlo.

Pero aún así, sea cual sea la situación, como aseguró Nerea Abés, la afición tenía ganas después de estar «mucho tiempo esperando para volver». «La última vez que vine fue justo antes de que cerraran, era habitual todos los partidos», explicó la abonada, ilusionada con el regreso. También Ballarín, a pesar de que se había alejado un poco del equipo, comentó que «hay que ser un apoyo en esta mala dinámica», expresando así la importancia de la grada.

Y con la intención de «disfrutar» se presentaron Antonio y Jimena, ya mencionados anteriormente, que explicaron que estaban «muy ilusionados» y que le quitaron, por fin, «el polvo a la bufanda». «Venimos a darle caña, a animar», rió el padre. Y los jugadores también se manifestaron en este sentido, también tenían ganas de poder escuchar los aplausos en las gradas.

Dylan Ennis se hizo eco de la noticia de la vuelta de la afición en Twitter. El jugador del Casademont expresó que no podía «esperar a ver a todos en el partido» y confesó que estaba «emocionado» por el acontecimiento. Y así, con tantos sentimientos, llegó el momento esperado para la afición.