Hace un año casi no hubiera sido ni noticia, con un Casademont Zaragoza lanzado hacia la mejor campaña de su historia. Pero la eclosión de la pandemia y todas sus consecuencias también se llevaron por delante al equipo aragonés, que tuvo que cerrar de aquellas maneras la temporada 19-20 y embarcarse en un nuevo proyecto en la 20-21. Una nueva aventura que no pudo empezar peor, con el arranque más negativo de la historia del club: dos victorias en los primeros 13 partidos. El cambio de entrenador en noviembre y los sucesivos retoques en la plantilla fueron plantando una nueva semilla que está germinando en todo su esplendor en este 2021: el Casademont ha ganado los cinco partidos que ha disputado. Es el año de la resurrección.

Lo es, además, en el momento clave de la temporada. La nefasta racha de resultados ancló al equipo a los últimos puestos de la clasificación y el calendario le puso en este primer mes del nuevo año cuatro partidos consecutivos ante rivales directos, así que enero debía ser la clave para resurgir o para condenarse del todo. El equipo de Sergio Hernández ha alcanzado su mejor versión en el momento más oportuno y ya está escapando del peligro de los puestos de descenso, aunque el trabajo no está ni mucho menos terminado.

Era un momento para no fallar y el Casademont no está fallando. Comenzó el año el 2 de enero recibiendo al Betis ya con Joan Plaza en el banquillo y la necesidad imperiosa de ganar. Necesitó una prórroga para hacerlo en el Príncipe Felipe (96-95), después de tener problemas con las faltas de Thompson y, sobre todo, para contener a su rival en defensa. Atrás era donde se estaba desangrando el equipo aragonés todo el curso.

La mejora

Con esa victoria en la maleta se quitó un peso de encima y viajó a Nizhny Novgorod, donde el 5 de enero le esperaba otro duelo clave, ahora en la Champions. El Casdemont tenía en su mano la clasificación, pero también podía quedarse incluso fuera si no ganaba y tampoco le acompañaban otros resultados. Se la jugaba en la pista del rival más duro del grupo que, además, pudo contar con público en la grada. El Casademont volvió a necesitar una prórroga pero una excelente defensa en los últimos 15 minutos (llegó al último cuarto 71-63) y los puntos de Benzing le permitieron ganar (92-98) y asegurarse la clasificación para la siguiente fase y el primer puesto del grupo D.

Esas dos victorias, con su punto de agonía, en el tiempo extra, sin duda supusieron un importante respaldo para el equipo de Sergio Hernández, que ya empezaba a ver plasmados en resultados la mejoría que había ido experimentando tras la llegada del técnico argentino al banquillo en noviembre. Entonces llegó un pequeño parón inesperado. Esta vez no fue culpa del coronavirus, como casi siempre, sino de Filomena, una borrasca que dejó nieves desconocidas y colapsó Madrid. El Casademont no pudo viajar para jugar contra el Estudiantes y tuvo dos semanas completas de trabajo en las que, además, pudo integrar a su último fichaje, Elias Harris.

Así que el Casademont tuvo que esperar al 16 de enero para volver a jugar, de nuevo un duelo fundamental para sus aspiraciones. Recibía al Fuenlabrada, otro rival directo, y ahí ya se vio otra cosa. La transformación completada. El equipo al que le costaba defender, aplicado atrás y entregado al ataque. En solo 40 minutos, esta vez sin necesidad de añadidos, el Casademont le endosó 105 puntos a su rival y lo dejó en 85, que no son pocos pero es una cantidad normal teniendo en cuenta la cantidad de posesiones. Con Thompson lesionado, Hlinason completó su mejor partido en la ACB.

El 19 de enero tocaba cerrar la primera fase de la Champions ante el colista, el Start Lublin polaco. Sin nada en juego, ninguno de los dos estaba dispuesto a desaprovechar la jornada. El Start Lublin vino a competir y Sergio Hernández aprovechó para dar minutos a los menos habituales y descanso a los que más kilómetros llevan en las piernas. El resultado volvió a ser positivo (94-82) y demostró de nuevo su capacidad ofensiva.

Con las pilas cargadas y en una dinámica claramente diferente, el Casademont viajó el sábado a Bilbao con la intención de continuar por el mismo camino y dejar atrás a otro rival directo. Y el conjunto del Oveja volvió a ser un vendaval ofensivo que sentenció el partido al descanso (32-52), llegó a tener una diferencia de 35 puntos y se impuso por 73-96, logrando por primera vez este curso tres victorias seguidas y avanzando un poco más en la clasificación. El dato es demoledor: en estos cinco partidos el Casademont promedia 97,8 puntos anotados. Así, la defensa, que ha mejorado, ya no es tanto problema. El que pueda, que compita con eso y le haga 100 puntos.

Tras la derrota del Acunsa contra el Barcelona ya son tres las victorias que le separan de los puestos de descenso, que ocupan precisamente guipuzcoanos y bilbaínos. Además, la derrota del sábado del Gran Canaria le permitió igualar en la clasificación al equipo de Porfirio Fisac y ponerse, por primera vez, decimosegundo en la clasificación de la Liga Endesa. El 2020 fue una pesadilla para el Casademont. El 2021 ha significado la resurrección.