El segundo máximo anotador de Francia, capaz de hacer 29 puntos en Naterre, solo pudo sumar 8 en 17 minutos en la noche de ayer. Joaquín Ruiz Lorente encontró el antídoto perfecto al poderoso pívot estadounidense: Rasko Katic. El serbio fue la principal novedad en el quinteto inicial y su presencia se justificó desde el primer instante. Sharrod Ford no fue el principal peligro, ni siquiera una amenaza en muchos instantes. La pelea fue titánica. Katic utiliza el cuerpo para incordiar, tapar, molestar, apartar. Y casi siempre lo consigue.

Cuando Ford llegaba a la pintura, andaba ya aturdido tras chocar varias veces con la torre serbia, descolocado, fuera de sitio. Se vio obligado a salir de la pintura, a lanzar desde lejos, forzado... y fuera. Le sacó dos faltas personales en los primeros minutos y lo mandó al banco. Sharrod Ford se sentó con 2/5 en tiros de dos, ambas canastas alejadas del aro y con -1 de valoración, mientras que Katic no solo le había anulado sino que también había sumado ya 2/2 en tiros de dos. Fue la constante durante todo el encuentro. Cada vez que Ford pisaba el parquet, se encontraba enfrente con Katic para amargarle la noche.

En el tercer cuarto logró sacarle el serbio la tercera falta personal al norteamericano, pero los colegiados no tardaron en señalársela a él también ante las protestas generalizadas del Príncipe Felipe. La afición del CAI supo reconocer el trabajo de Katic y, en cuanto se sentó, recibió la primera ovación destacada. En toda la segunda parte, Ford apenas pudo sumar nueve minutos de juego, por los ocho de la primera, y dos puntos en cuatro intentos. Katic no anotó más canastas, pero no le hizo falta para cumplir con su trabajo.

Su misión era anular a Ford, como reconoció Ruiz Lorente. "Era la idea, jugar un poco más agresivo con él. Sabíamos que Ford es un hombre muy importante, lo habíamos comentado en la previa y con los jugadores. Lleva 21 puntos de media en Francia, juegan muchos balones para él y hemos creído conveniente empezar con él porque además lo conoce. Era una forma de empezar tácticamente". Katic fue el mejor antídoto.