No consiguió el CAI Zaragoza ninguno de los objetivos que se había propuesto frente al Laboral Kutxa. No frenó ni a Pleiss ni a Nocioni ni a San Emeterio, no resolvió con solvencia la ausencia de Norel, no alcanzó en ningún momento la intensidad, la dureza, que propuso el Baskonia y que permitieron los árbitros. No encontró el camino y, como consecuencia, no tuvo opciones de victoria, perdió el partido, no aseguró plaza europea, cayó al octavo puesto y ahora no depende de sí mismo para terminar sexto o séptimo y alcanzar su última meta. Tendrá que ganar en la última jornada, en Murcia dentro de siete días, y esperar a ver qué hacen el propio Laboral Kutxa y el Cajasol, que le han adelantado y juegan ante Fuenlabrada y en Barcelona, respectivamente.

El Laboral Kutxa tiene una gran plantilla, jugadores enormes, de jerarquía, recursos ilimitados. Todo eso se notó en la pista, todo cuenta, aunque lo que de verdad decantó el partido fue la diferencia de intensidad, el nivel de dureza y agresividad atrás que mostraron ambos conjuntos. El Baskonia puso toda la energía, todo el entusiasmo y vehemencia de los que fue capaces, sobre todo en defensa, y pronto desarboló a un CAI Zaragoza mucho más frágil, sin capacidad de respuesta, sin argumentos, sin ni siquiera la picardía de probar y probar diferentes intensidades para ver la respuesta de los árbitros.

UN MAL INICIO Prácticamente desde el primer minuto de juego se comprobó que ambos equipos estaban a niveles diferentes. El Laboral Kutxa uno o varios escalones por encima y el CAI Zaragoza más a la expectativa. La sensación era de que el equipo aragonés no iba a llegar, siempre por detrás y no solo en el marcador, de que no podía alcanzar el nivel de su rival, de que no estaba jugando el mismo partido. El parcial 0-11 de inicio hizo presagiar una mala mañana. En el Laboral Kutxa funcionó lo que se esperaba, Nocioni al mando, los 2,16 infinitos de Pleiss dominando bajo el aro, San Emeterio apuntalando desde fuera.

José Luis Abós propuso un plan que no funcionó, con Fontet como cinco titular ante la baja de Norel. Una ausencia sensible, la del pívot holandés, en un partido en el que uno de los grandes peligros era Pleiss. El CAI Zaragoza tardó cuatro minutos y dos cambios en anotar su primera canasta. No encontró nunca la dirección correcta en el juego mientras el conjunto de Sergio Scariolo puso no solo intensidad sino también buen baloncesto, movió el balón con criterio, lo compartió y casi siempre encontró buenas opciones de tiro. El Laboral Kutxa repartió ocho asistencias más que el CAI, que acabó cayendo en un juego más anárquico, más individualista.

ARBITRAJE PROTESTADO Quiso reaccionar el CAI Zaragoza, pero solo lo hizo a impulsos. Un par de triples por aquí, cinco puntos de Sanikidze por allá y en el segundo cuarto consiguió darle la vuelta al marcador y una ventaja máxima de cuatro puntos (30-26) que le duró un suspiro al conjunto aragonés. Del 30-26 se pasó al 33-41 en un visto y no visto. Con Nocioni ejerciendo de Nocioni con los árbitros --el Chapu es uno de esos jugadores de la Liga que pueden contarse con los dedos de una mano con capacidad para decir y hacer lo que quieran en la pista-- y con el balón, con Pleiss dando la sensación de ser imparable, el Laboral Kutxa impuso su ritmo y el CAI se quedó sin opciones.

El arbitraje fue muy protestado --cuando pasan estas cosas da la casualidad de que suele estar Arteaga de por medio-- y es cierto que el Laboral Kutxa jugó con dureza, que hubo más golpes del lado baskonista que del aragonés y que al final el número de faltas quedó nivelado (16 el CAI, 17 el Laboral Kutxa), aunque los visitantes fueron siete veces más a la línea de tiros libres, pero el CAI no fue capaz de ponerse al nivel de su rival, de pegar con la misma intensidad y comprobar qué sucedía entonces con el criterio arbitral para poder encontrar un motivo real y justificado de queja. La cuestión es que el CAI Zaragoza fue peor en todas las facetas del juego, realizó un mal encuentro, no pudo poner en práctica su baloncesto y se vio claramente superado por un rival mejor que supo explotar sus virtudes. La segunda parte resultó un quiero y no puedo del CAI, demasiado lejos del Baskonia. Ahora le queda una última jornada en la que tendrá que ganar y esperar para certificar su regreso a Europa.