Con el invierno ya instalado en Zaragoza el CAI va cogiendo cada día mejor color, tomando el aspecto de un equipo cada vez más hecho, con más recursos, con más respuestas. Y con más victorias. Ayer se impuso al Obradoiro con 20 minutos de brillo y espectáculo y otros 20 en los que el equipo supo sufrir y defender su ventaja ante un rival competitivo, que tiene claro a qué debe jugar y lo juega bien. Los síntomas fueron claros, con todos los jugadores aportando e implicados, con reparto de protagonismo y más unión que nunca en el banquillo: este CAI Zaragoza va mejorando progresivamente y acercándose a la idea que se tenía de él.

Los números también lo explican, pero ayer quedó claro sobre todo con el juego desplegado por el equipo en los primeros veinte minutos de partido. Con el talento ofensivo de todos los jugadores puesto al servicio del colectivo, el CAI protagonizó momentos realmente brillantes, de los que ponen al público de pie. Especialmente con los vuelos, bandejas y rectificados en el aire de Marcus Landry, un auténtico showtime en el segundo cuarto. También con las asistencias de Llompart, los reversos de Katic o Norel o los triples de Goulding. Todo le salía de cara.

No menos espectacular fue el trabajo defensivo del equipo, cerrando el rebote, no dejando segundas opciones al rival, obligando a agotar la posesión en varias ocasiones, robando balones. Los segundos diez minutos del equipo fueron para el disfrute de los espectadores, pero también para sentenciar el choque. El Obradoiro tardó casi siete minutos en anotar su primera canasta en juego y se vio completamente desbordado. El 24-11 de parcial le sirvió al CAI para llegar al descanso con un colchón de 18 puntos (45-27), una diferencia insalvable para el Obradoiro.

LA LEY DEL TRIPLE Y no porque el conjunto de Moncho Fernández no lo intentara. Apretó los dientes en defensa y continuó jugando para su mejor arma, el tiro de tres. Desde ahí resurgió el Obradoiro, con los seis triples de Corbacho, Waczynski y Pozas en el tercer cuarto que redujeron distancias (64-51) y daban la impresión de poder complicar el partido. El CAI Zaragoza no se descompuso, se puso el traje de faena, cogió el pico y la pala y continuó trabajando hasta el final ante la mejoría evidente de su rival. Arrancó el último cuarto con nuevos bríos defensivos y el Obradoiro se fue desinflando desde el 6,75.

Los seis triples de Corbacho (6/15) para 24 puntos del excaísta pusieron el murmullo en la grada, pero no llegaron a indigestársele al equipo aragonés, ni tampoco los 13 que acabó convirtiendo el Obradoiro, con un 42% de acierto. Mientras acertó de lejos tuvo una tímida esperanza, cuando empezó a fallar se acabaron las expectativas del Río Natura. El CAI fue un poco peor en la segunda parte de lo que había sido en la primera --o su rival mejoró y eso le hizo parecer peor--, pero la visión global es positiva porque de nuevo superó los 80 puntos y dejó a su oponente en los 74, no sufrió con el rebote ofensivo de su rival, minimizó el número de pérdidas, repartió más asistencias, sumaron todos los que jugaron con una anotación repartida. Datos que muestran la mejoría que ayer pudo verse en el CAI y el camino que el equipo aragonés pretende seguir en las próximas fechas, en las que se jugará su continuidad en la Eurocup y la Copa.