¿Qué balance hace de la primera temporada del Casademont en la Liga Femenina?

Ha sido un primer año muy complicado. Hemos pagado entrar de primeras en una Liga tan competitiva. Además, el equipo empezó a hacerse casi entrados en el verano, esto nos condicionó al planificar el mercado. Hemos pecado también de poco conocimiento de la Liga, y no digo que se hayan fichado mal las jugadoras, pero adolecíamos de un núcleo con experiencia.

Todo ello lo intentaron solucionar con la Liga ya empezada.

Claro. Los movimientos que hemos hecho fueron en esa línea. No me gustaría que la gente se quedara con que ha habido jugadoras que se han ido porque no tenían calidad suficiente. A veces los cambios se producen por diferentes motivos y en este caso uno de ellos era ganar un punto de experiencia que nos faltaba a todos, empezando por mí.

Sin embargo en verano incluso había reacciones de sorpresa por la calidad de las jugadoras.

Eso es así. Bueno, tenemos a la MVP de la Liga (Gatling). Lo que digo es que para hacer un equipo, y más un primer año, hay algunas cosas que te ayudan mucho y que nosotros no hemos tenido. Una de ellas es tener un grupo que se conociera. Y otra una base que aunque no hubiesen jugado juntas conociesen la Liga.

¿Qué más condicionantes ha habido?

La pandemia. A un equipo como este tener mil, tres mil o cuatro mil espectadores en la grada le habría venido de maravilla. No nos ayudó tampoco confinarnos 20 días al acabar la pretemporada. Pero no me gustaría que quedase una idea de que han sido excusas. Con todo y con eso creo que tendríamos que haber hecho las cosas muchísimo mejor.

¿Se siente responsable de la irregularidad del equipo?

Totalmente. Los condicionantes no son excusas. No he sido capaz de llevar al equipo a una mínima regularidad. No hablo de partido a partido, sino dentro de un mismo partido. No puede ser hacer dos cuartos excepcionales y luego desaparecer. No he sido capaz de sostener al equipo en esa situación.

¿Cree que era parte del proceso para aprender de los errores?

Sin duda. En un proyecto a largo plazo hay que pensar si realmente lo que tienes lleva siete años en marcha o has hecho siete proyectos diferentes. Esto último pasa si no te has quedado con nada de lo anterior, si todo es un desastre y lo tiras para volver a empezar de cero. Lo bueno es coger las cosas buenas y las malas de esta temporada. Si eso lo haces año a año, sin tirar todo por la borda, estás construyendo un proyecto de futuro.

¿Cuáles han sido esos puntos fuertes del equipo?

Tenemos jugadoras muy buenas, que eran capaces de hacer cosas muy buenas. Así hemos competido de tú a tú contra cualquiera. Pero, excepto contra el Campus Promete en casa, no recuerdo haber hecho un partido completo. A este equipo se le tendría que haber exigido mucho más, no nos podemos quedar con haber salvado la categoría. No he sabido hacer grupo para sostener el nivel durante los 40 minutos.

Dentro de esto, ¿con qué buen recuerdo se queda?

Sobre todo con la apuesta que ha hecho el club por el baloncesto femenino. Lo importante es que Zaragoza tiene equipo en la Liga Femenina, que ha pagado este primer año pero que tiene unas posibilidades enormes. Podemos mirar al futuro con optimismo.

Por el otro lado, ¿cuál ha sido el momento más duro en el equipo?

Todos aquellos en los que hemos dejado de competir. Yo que me tengo por un buen aragonés, eso de rendirme y no competir lo llevo fatal. Para mí eso ha sido muy duro. Más todavía cuando esa falta de competitividad me la achaco a mí mismo, a no saber transmitir.

¿Qué consejo podría darle al nuevo entrenador que coja al equipo a partir de ahora?

Que mire por el proyecto y no por un interés personal. Es de la manera en la que crecerá todo el mundo, de manera individual y como equipo. Pero también va para las jugadoras, el director deportivo, la afición y los patrocinadores.

¿Cuáles son ahora sus proyectos?

Algo habrá. Yo soy entrenador de baloncesto. Trabajo en una empresa en la que estoy orgullosísimo. No la dejaría por nada del mundo, pero lo que yo soy, en mi corazón, es entrenador de baloncesto. Entonces voy a entrenar. Pero no me hace falta que sea en Liga Femenina o ACB. A mí me gusta entrenar. Yo me lo voy a pasar bien en un patio de colegio.

¿Qué es lo que le ha llevado a tomar la decisión de irse del equipo?

Básicamente es la incompatibilidad con mi trabajo. Lo he hecho este año gracias a todo el apoyo por parte del club y de la empresa. Estoy muy agradecido por ello, pero sabíamos que no se podía dilatar demasiado en el tiempo. El objetivo era iniciar el proyecto y una vez cogiese un poco de experiencia y velocidad tenía claro que no podría estar mucho más de una temporada.