Un gran CAI, en un magnífico partido, volvió a resultar insuficiente para batir a un efectivo Real Madrid, que sufrió de nuevo pero accedió a semifinales por la vía rápida. Pablo Laso tuvo que poner toda su artillería en la pista, incluso a Rudy Fernández como un Cid Campeador, para llevarse un duelo de gran intensidad, un espectáculo ofensivo, emocionante hasta el final. El CAI puso el punto y final a la temporada de la mejor manera posible teniendo en cuenta el rival, ofreció el máximo de sí mismo y exigió hasta el límite al gran favorito para revalidar el título, así que pudo despedirse de sus aficionados con la cabeza bien alta. La grada se lo agradeció con una enorme ovación.

El encuentro resultó vibrante y sin tregua con la versión más generosa del CAI, que vendió muy cara su derrota, aunque el enorme acierto ofensivo de ambos equipos acabó perjudicando al equipo aragonés. El Madrid tiene infinidad de recursos para anotar y anotó en casi todas las situaciones, lo que obligaba a los zaragozanos a un nivel altísimo más difícil de mantener para no descolgarse en el marcador. El CAI mejoró en varias cosas su buen partido del viernes. Solo en el primer cuarto había anotado ya el mismo número de triples, cuatro, que en el primer partido de la serie y con un extraordinario 80% de efectividad. Además, encontró también el camino hacia el aro sobre todo con los balones interiores que puso Llompart en los mejores minutos de juego.

Sanikidze estuvo enchufado desde el principio para volver a ofrecer la versión de las grandes ocasiones, Rudez se fue destapando poco a poco a pesar de alternar posiciones para acabar con 20 puntos como máximo anotador y el CAI estuvo muy cerca de su mejor versión. Se le pudo pedir algo más en defensa, sin olvidar la calidad de cualquiera de los jugadores del Madrid para anotar casi en cualquier circunstancia, pero a cambio aguantó el pulso ofensivo, lo que convirtió el encuentro en un festín del que salieron ganando los espectadores.

HASTA RUDY El Madrid tuvo que probar de todo y poner a todos en la pista. Rudy Fernández regresó a las pistas tras dos semanas parado por una lesión en el dedo y, aunque Pablo Laso afirmó que estaba previsto, sonó a señal de alarma. Saltó al campo a falta de 16 minutos y tuvo que jugar 13 de ellos con diez puntos que ayudaron lo suyo al Real Madrid, señal inequívoca de que el equipo blanco sufrió hasta el final, de que no estuvo cómodo, de que no tuvo el triunfo en la mano hasta el último momento. El CAI también sufrió a Rudy en todas sus versiones, la brillante y genial en el juego, la melodramática en sus actuaciones, la irritante en su comportamiento, encarándose al final con Llompart.

Pasó un mal trago el Madrid porque ni cuando superó los diez de ventaja (75-87) sacó la bandera blanca el CAI Zaragoza, que se agarró al partido a base de triples para ponerse solo cuatro por debajo (90-94) a falta de 2.35 para el final. Un 2+1 de Reyes, una falta en ataque a Rudez --los árbitros provocaron la indignación de la grada en más de una ocasión--, pequeños detalles acabaron alejando al CAI de una victoria de la que estuvo más cerca que nunca. El equipo aragonés cayó de pie, mirando a los ojos a un rival de otro nivel que ayer pareció humano, y despidió de manera más que digna otra temporada notable.