El objetivo de toda cantera es formar jugadores para el primer equipo. Es lo que está consiguiendo la del Basket Zaragoza, que cada año hace debutar a varios jóvenes valores y les va haciendo hueco en la plantilla profesional. El problema con el que se está encontrando el club aragonés es que después de completar con éxito todo ese largo, costoso y casi siempre invisible proceso de formar jugadores, le duran un suspiro en el primer equipo. Estrellas fugaces que se marchan nada más brillar. Al ser fichas casi siempre vinculadas, su salida es un caramelo para los clubs más poderosos e imposible de parar por la entidad aragonesa. El último ejemplo es Jaime Pradilla, que tiene una oferta sobre la mesa del Valencia después de haber brillado en un puñado de partidos de la fase final de la Liga Endesa.

El primer caso de jugador formado en Zaragoza que se hizo un hueco en el primer equipo y salió enseguida del mismo fue el de Sergi García. El club apostó por varios jugadores jóvenes con su programa de becas como el propio base, Simon Pursl o Marc Martí. Fue Sergi García quien más y más rápido consiguió brillar en el primer equipo tras debutar a los 16 años en la ACB. Jugó 28 partidos en la 2016-17 y, en la siguiente, cogió el timón del equipo con encuentros brillantes en los que lideró el triunfo aragonés. Hasta el 9 de diciembre de ese 2017 en el que el Valencia pagó los 300.000 euros de su cláusula de rescisión.

Mientras, la ahora conocida como Generación Z ya estaba dando sus pasos. La mejor hornada en años de la cantera aragonesa proseguía con su formación con tres nombres en los primeros puestos de todos los prospectos, Carlos Alocén, Jaime Fernández y Jaime Pradilla, no por casualidad protagonistas todos ellos de esta historia. Además, había que sumarles al checo Vit Krejci, otra de las joyas de la pirámide formativa.

Sus nombres no solo ilusionaban a la afición, confiando siempre en poder disfrutar de los canteranos algo más que de Sergi García, sino que también formaban parte de la agenda de numerosos clubs. El que primero movió ficha fue el FC Barcelona. Aunque su intención era llevarse también a Alocén y a Krejci, finalmente en el 2018 pagó la cláusula de salida de Jaime Fernández (150.000 euros), que había debutado con el primer equipo pero no tuvo tiempo de convertirse en profesional en Zaragoza. Después de dos años en el filial azulgrana, precisamente a las órdenes de Diego Ocampo, el zaragozano ha vuelto a casa. Está por ver aún si jugará en el primer equipo o saldrá cedido.

Un año después, en el 2019, fue el Real Madrid quien se llevó a Carlos Alocén, previo pago de los 150.000 euros de su cláusula y dejándolo cedido un año. El base batió el récord de precocidad de Sergi García con su debut en el primer equipo y aprovechó la oportunidad en su primer año en el equipo profesional superando en la rotación a Fabio Santana y discutiéndole la titularidad de tú a tú a Bo McCalebb. Su salida, al menos, fue menos traumática porque ha podido jugar esta temporada en Zaragoza, pero ya ha sido reclamado por su club.

El último protagonista es Jaime Pradilla que, tras debutar en el primer equipo, jugó esta última temporada en Palencia, en la LEB Oro. Las circunstancias del primer equipo le llevaron a Valencia, a la fase final, donde fue de menos a más para terminar siendo uno de los más destacados del equipo. Fueron cinco partidos, de los que realmente fue protagonista en dos, los que han bastado para que, de nuevo el Valencia, ponga sus ojos en Zaragoza y prepare la cartera.